Andalucía está huérfana de ministros y de ministras. Los 22 del Gobierno central tomaron posesión el 13 de enero de 2020, hace un año y cinco días, y sus visitas a nuestra tierra son efímeras. Solo la vicepresidenta Carmen Calvo; la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero; el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, han participado con alguna asiduidad –tampoco para tirar cohetes- en actos de mayor o menor calibre en nuestra comunidad. Otros han visitado casi por casualidad alguna provincia andaluza –Ribera,Robles, Planas o Campo- y muchos ni siquiera han pisado el territorio español más poblado.
Es cierto que la pandemia limitó la movilidad y la celebración de actos presenciales durante muchas semanas e incluso meses, pero eso no impide poder afirmar que no recuerdo un Gobierno más centralista, al menos en sus viajes, que el actual en su primer año. Sé que me repito en el siguiente argumento, pero si no se enteran habrá que reiterarlo machaconamente hasta que les entre en las cabezas a los madrileños y a los españoles que al llegar a Madrid sufren un efecto centrípeto en sus mentes y en sus movimientos: España no acaba en la M40. En Madrid viven 7 millones de españoles, pero fuera de Madrid viven 40 y en Andalucía casi 9 millones de compatriotas.
A bote pronto, pudiera pensarse que no vienen porque no tienen nada que vender o porque es territorio impío desde que gobiernan en la Junta el PP y Cs, con el apoyo externo de Vox. Sin embargo, estas dos afirmaciones no encuentran asideros en los que legitimarse. Primero porque el Gobierno central podría sacar pecho de las inversiones de los Presupuestos Generales del Estado, que cumplen con nuestro porcentaje de población y además recibimos, después de muchos lustros, un plan especial de empleo. Y segundo, más impía era Andalucía para el PP cuando gobernaba el PSOE y desembarcaba todas las semanas un ramillete de ministros de los gobiernos de Aznar y Rajoy, incluidos los inquilinos de la Moncloa en aquellas legislaturas.
Ahora, al presidente Sánchez ni se le espera y con cuenta gotas a los 11 ministros y 11 ministras. Luego, si bajan en Andalucía el PSOE y Unidas Podemos en las encuestas de unas hipotéticas elecciones generales, que no culpen únicamente a las federaciones andaluzas de sus formaciones políticas que también están huérfanas de ministros que les ayuden a contrarrestar el mensaje unidireccional de la Junta que campa expedito y triunfante por Andalucía.
