Pedro Sánchez no ha medido los tiempos de su crisis de Gobierno. Tendría que haber esperado a que se hubiera conocido la sentencia del TC que declara inconstitucional el primer estado de alarma. Al no hacerlo, los pesos pesados de su remozado Gabinete se han chamuscado a una velocidad de vértigo. Ni una semana. El varapalo judicial marca un antes y un después. El líder socialista lo sabe. Y quienes tienen el carné, también. El argumentario del PSOE tiene como objetivo confundir.
Las declaraciones en el sentido de que sin estado de alarma habría habido más víctimas no tienen sentido porque no es eso lo que se ha juzgado, sino el instrumento que eligió, que le permitía eludir el debate parlamentario, llevar a cabo procedimientos de contratación sin las debidas garantías que contemplan los procedimientos ordinarios, cerrar el Portal de Transparencia y, en definitiva, contar con plenos poderes. La sentencia confirma, por otro lado, el caos legal en el que está inmerso España después de que Pedro Sánchez dimitera de su responsabilidad (que no de su cargo) y dejara a las comunidades autónomas al frente de la desescalada.
En las sucesivas olas hemos asistido a un espectáculo lamentable, con 17 maneras diferentes de afrontar la pandemia, con medidas avaladas por algunos tribunales regionales y rechazadas por otros pese a llevarse a cabo en los mismos términos. La Ley de Pandemias era necesaria, pero el PSOE, con la connivencia de Unidas Podemos, se negó sistemáticamente porque Pedro Sánchez prefería tomar un atajo, creando una inseguridad jurídica intolerable que ha tenido graves consecuencias en el ámbito económico y sanitario, a pactar con la oposición las herramientas para hacer frente a la crisis con la garantía del respeto de los derechos fundamentales de los españoles.
Ahora, una vez que el Alto Tribunal señala al Gobierno y muestra sus miserias, conocemos que ha habido una campaña de presión previa a que se evacuara la sentencia y asistimos con estupor a una campaña de deslegitimización del Poder Judicial. Es intolerable y muy grave. Una manera de actuar y de reaccionar bolivariana. Pedro Sánchez actúa como lo haría Pablo Iglesias, despreciando la legalidad y la Constitución. No es la primera vez. También condeció los indultos a los presos del procés en contra de lo dispuesto por el Tribunal Supremo.
¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar este PSOE? Todo hace indicar que no le temblará el pulso para hacer lo que sea cuando hasta un veterano socialista que hizo carrera en la Junta de Andalucía, docente, escribía este viernes un texto falaz contra el TC y en defensa del líder, confundiendo sobre el funcionamiento de las instituciones del Estado, falseando la información, pisoteando el régimen de libertades del 78.
Produce espanto que dirigente socialistas formados (no como Lastra...), con experiencia de Gobierno, excargos, militantes moderados y simpatizantes estén dejándose llevar por la alucinación de un presidente que se ha revelado como un antisistema.
