Sucedió el último domingo de octubre, editada por Ediciones en Huida es la primera obra novela escrita por Emilio M. Prieto Maehokama. Representa el debut del autor y su presentación y su presentación tuvo lugar en la Feria del Libro de San Fernando el pasado 11 de este mes.
Ya a estas alturas se puede comprar en la Librería Bozano, en cuya caseta en la Feria del Libro firmó sus primeros ejemplares, o bien directamente en la web de la editorial desde donde la remiten sin gastos de envío.
Se trata de una novela de suspende que gira en torno a la muerte de un padre, a primera vista accidental. El hijo, Santiago Chacón, encuentra un mensaje de su progenitor en forma de clave de internet en la que le dice que no fue un accidente.
Y a partir de ahí comienza una novela de las que cuesta escribir, que no en vano el género de suspense no permite el mínino fleco desde el que el lector pueda tirar y deshacer la madeja antes de lo estipulado por el autor.
Emilio Prieto estuvo en esta casa y grabó una entrevista para Andalucía Información, 7TV Bahía y Radio La Isla y se congratuló, como no podía ser menos, de haber encontrado una editorial dispuesta a jugarse los cuartos en un escritor novel.
La editorial, de todas formas, es de las que apuesta por las jóvenes promesas de la literatura, algo poco dado en un mundillo tan complicado últimamente como es el de edición literaria.
No es la primera obra que escribe, como es lógico. Ha seguido los pasos de todos los que empiezan, con un par de obras de esas que se quedan en los cajones para siempre -o no, que algunas veces resucitan- y de las que aprendió muchas de las cosas que ahora plasma en su obra prima.
La trama de Sucedió el último domingo de octubre transcurre además en una ciudad trasunto de de San Fernando, y a través de sus páginas los lectores podrán jugar a cuántos lugares son capaces de descubrir. Eso sí, están los nombres cambiados pero las descripciones dejan pistas suficientes.
Siempre hay un argumento que desarrollar para una segunda novela, pero Emilio Prieto está por la labor de dejarse llevar por proyectos más livianos antes de abordar un nuevo relato largo. Entre otras cosas porque queda por delante una promoción de su primera obra, una trabajo tedioso a veces, esperanzador otras. Todo depende de lo que vaya cosechando.
