A la tercera comparecencia de la diputada autonómica Ángeles Férriz como portavoz de la ejecutiva del PSOE andaluz, allá por los primeros meses de 2019, cometió un pecado capital al responder a la prensa sobre las relaciones entre la ya ex presidenta de la Junta Susana Díaz y el ya presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Intentó zanjar los interrogantes orgánicos afirmando sin titubear: “La S del PSOE no es ni sanchista ni susanista, es socialista”. Una contestación que le valió en las crónicas políticas ser señalada como la representante de una tercera vía. Este análisis periodístico no le supuso ningún reproche interno porque ya la habían matado. Cuando subió las escaleras de la sala de prensa a la planta noble de San Vicente no podía esperar que Díaz y otros pesos pesados aleccionados le reprocharan que su respuesta a los medios no se hubiera ajustado al argumentario que le habían pasado tras la reunión de la ejecutiva. Desde ese día, fue defenestrada y despojada también de la portavocía de la comisión parlamentaria de Presidencia donde, ella sí, hacía emplearse a fondo al consejero portavoz Elías Bendodo. Desde entonces, un calvario de desprecios e indiferencia de quienes habían sido sus compañeros y amigos.
Otra diputada andaluza María Márquez, la más joven de la cámara, corrió la misma suerte en cuanto llegaron a los oídos equivocados los elogios del expresidente Rafael Escuredo que, en la Feria de Sevilla, le confesó la emoción que sintió cuando la escuchó defender la Ley de Memoria Histórica de Andalucía. No hace falta que nadie me reproduzca las palabras de uno de los protagonistas de la conquista autonómica, porque las escuché en persona en la caseta de Radio Sevilla: “En 10 ó 15 años estás llamada a ser la presidenta de la Junta”.
Ya me lo avisó un destacadísimo dirigente socialista cuando le dediqué una columna a Férriz, Márquez y Beatriz Rubiño al entrar las tres en la ejecutiva regional: “Te las acabas de cargar”. El tiempo le dio la razón, salvo en el caso de la tercera, quien ha permanecido en el núcleo duro de Díaz hasta el último día.
Ahora Férriz, sí podrá ser, por fin, una de las voces cualificadas del partido como portavoz parlamentaria. Ahora Márquez sí podrá hacer carrera en su partido, a diferencia de la suerte que corrieron otras excelsas diputadas como la jurista Pilar Navarro, quien tuvo ‘la osadía’ de responder como Férriz ante la guerra entre griñanistas y chavistas. También dijo que era socialista. Y eso es lo que tiene que hacer el PSOE: ser socialista y olvidarse de las etiquetas y corrientes que tanto daño le han hecho.
