No en vano, tanto voluntarios como hermanos de la cofradía llevan desde el pasado jueves haciendo sofritos para que la sopa de tomate estuviera en su punto y a tiempo, y lo consiguieron después de tantas horas de trabajo que ayer estuvieron capitaneadas desde primera hora por un cocinero profesional que supervisaba cada uno de los pasos sobre una olla gigante en la que se depositaron 220 kilos de tomate, en torno a 150 kilos de pan, 300 de caldo de pescado, 50 de cebolla, otros 50 de pimiento, 6 de ajo y seis manojos de hierba buena.
Ingredientes todos ellos donados por los patrocinadores de esta singular iniciativa con capacidad para algo más de 2.500 raciones.
Un original encuentro que además tenía fines solidarios dado que, además de pasar un rato de convivencia, el objetivo más importante era recabar fondos para Cáritas Interparroquial dado que los asistentes tuvieron que donar un kilo o litro de alimentos por valor de un euro que pudieron adquirir en las mismas instalaciones a su entrada mientras que la degustación de la sopa era gratuita. Unos comensales que no dudaron en captar con sus cámaras fotográficas los detalles de la elaboración del plato más solidario y que con más cariño se realizó ayer en la tierra de la manzanilla.