Como en otros campos profesionales, la Ciencia no ha sido un mundo fácil para la mujer. Recordaba Margarita Salas, en una interesante entrevista en Jot Down, que hace solo medio siglo no había tantas mujeres investigando, ni siquiera en el país más avanzado. Las pocas que habíaeran discriminadas, invisibles, era como si no existiesen, no pintaban nada.Durante siglos se admitió que el estudio de la Naturaleza, y en especial de las plantas, era una fuente de placer y virtud apropiada para las mujeres. Hasta el propio Rousseau, misógino declarado, declaraba impenitente que de esta manera disminuía el gusto femenino por las pasiones frívolas e impedía el tumulto de las pasiones. Si bien muchas damas aristocráticas dedicaron su tiempo al diseño de excelsos jardines, como es el caso de nuestra Amalia Heredia y su Jardín de La Concepción, hasta 1757 no se reconoció a la primera mujer estudiosa de las plantas. Jane Coldenes considerada la primera botánica de la historiapor sus estudios sobre la flora de Nueva York.
A pesar de que sigue siendo de creencia popular que la Botánica, el estudio de las plantas y las flores, es propio de mujeres, hasta avanzado el siglo pasado no será cuando emerjan unas pocas botánicas españolas. La primera mujer en Málaga dedicada al estudio de la flora y la vegetación es Blanca Díez Garretas. Adoptada por las circunstancias en la Alameda de Capuchinos, hace casi medio siglo empezó sus trabajos sobre la flora malagueña, la vegetación de nuestro litoral o la flora exótica de nuestros grandes jardines, como el Parque de Málaga o el Jardín de La Concepción, fundando un herbario y una revista, describiendo nuevas especies como su Siempreviva malagueña. Nadie conoce, ni conocerá jamás, la flora malacitana como ella.Hoy, cuando ella pasa a disfrutar del merecido júbilo, en los laboratorios de nuestra Facultad de Ciencias se habla en femenino y el de Botánica no es una excepción. Son de forma directa o indirecta las herederas de Blanca, de sus exquisitas enseñanzas o de su legado investigador. Honor a Blanca por encender una llama para siempre viva en nuestra Ciencia.
