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Sábado 23/11/2024
 
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Ser sociable ayudar a conseguir microbios "buenos"

Relacionarse más aumenta la diversidad microbiana intestinal de los chimpancés

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  • La chimpancé Montse

Pasar tiempo en estrecho contacto con otros a menudo significa correr el riesgo de adquirir gérmenes y enfermar, pero ser sociable también puede ayudar a conseguir microbios "buenos", según revela un estudio multiinstitucional del microbioma intestinal en los chimpancés. Estos hallazgos ayudan a los científicos a entender mejor los factores que mantienen un microbioma intestinal saludable.

   Los autores del trabajo monitorizaron los cambios en los microbios intestinales y el comportamiento social de chimpancés salvajes de más de 8 años en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Así vieron que el número de especies de bacterias en el tracto gastrointestinal de un chimpancé aumenta cuando los chimpancés son más gregarios.

   Los cálidos y suaves pliegues de nuestros intestinos son el hogar de cientos de especies de bacterias y otros microbios que ayudan a descomponer los alimentos, sintetizar vitaminas, entrenar al sistema inmunológico y combatir las infecciones. La reducción de la diversidad microbiana intestinal en los seres humanos se ha relacionado con la obesidad, la diabetes, la enfermedad de Crohn y otros trastornos.

   "Cuanto más diverso es el microbioma de las personas, más resistentes parecen ser a infecciones oportunistas", afirma Andrew Moeller, investigador de la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos, co-autor de esta investigación, cuyos detalles se revelan en un artículo publicado este viernes en 'Science Advances'.

   Moeller y sus colegas analizaron el ADN bacteriano en los excrementos recogidos de 40 chimpancés entre 2000 y 2008 con edades desde juveniles hasta adultos. Los investigadores identificaron miles de especies de bacterias que prosperan en las entrañas de los animales, muchas de las cuales también se encuentran comúnmente en los seres humanos, como especies de 'Olsenella' y 'Prevotella'.

HASTA UN 25 POR CIENTO MÁS DE DIVERSIDAD BACTERIANA

   Posteriormente, el equipo combinó los datos microbianos con registros diarios de lo que los animales comían y cuánto tiempo estuvieron con otros chimpancés o solos. "Los chimpancés tienden a pasar más tiempo juntos durante la temporada de lluvias, cuando la comida es más abundante --explica el científico de investigación de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, Steffen Foerster, co-autor del estudio--. Durante la estación seca, pasan más tiempo a solas".

   Los investigadores vieron que cada chimpancé llevó entre un 20 y un 25 por ciento más especies de bacterias durante la temporada social de lluvias abundantes que durante la estación seca. Detectaron que las diferencias en el microbioma no se debían exclusivamente a los cambios estacionales en las frutas, las hojas y los insectos que componen su dieta, sino que los estilos de vida solitarios o de relaciones también fueron importantes.

   Las bacterias intestinales probablemente pasan de chimpancé a chimpancé durante el aseo, el apareamiento u otras formas de contacto físico o cuando sin querer pisan donde otros chimpancés han defecado, subraya Anne Pusey, presidenta del Departamento de Antropología Evolutiva de Duke.

   La mezcla de bacterias en los intestinos de los animales era tan similar entre individuos no relacionados como lo fue entre madres e hijos, según los investigadores. Esto fue sorprendente porque las crías recogen sus primeros microbiomas de su madre cuando pasan a través de su canal de parto, lo que sugiere que durante toda la vida, las interacciones sociales con otros chimpancés son tan importantes para la diversidad microbiana del intestino como la exposición inicial mediante la madre.

   Los científicos aún no saben si las redes sociales ayudan a mantener la diversidad microbioma intestinal en los seres humanos. "Una de las principales razones por las que empezamos a estudiar el microbioma de los chimpancés fue que nos permite hacer investigaciones que no tenemos o no podemos hacer en los seres humanos", destaca el coautor del estudio, Howard Ochman, de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.

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