Cinco ONG internacionales, entre ellas Amnistía Internacional (AI), pidieron ayer a los gobiernos europeos que “ayuden” al presidente electo de EEUU, Barack Obama, a cerrar Guantánamo y acojan a unos 50 presos que no pueden volver a sus países por estar amenazados de tortura.
“Obama tiene la oportunidad de cerrar Guantánamo y es responsabilidad de EEUU poner fin al desastre que es esa cárcel. Pero Europa debe tender la mano y brindar protección humanitaria a ese grupo de presos”, indicó Daniel Gorevan, representante de AI, en una conferencia de prensa conjunta en Berlín con las restantes ONG.
“Todos estamos muy satisfechos de la elección de un presidente que tantas y tan positivas expectativas despertó. Obama se ha comprometido a poner fin a algo que desde el principio escapó a toda legalidad, hay que darle vías para completarlo”, explicó Steve Sady, abogado de Oregón (EEUU) y representante de algunos presos.
La aportación que las ONG esperan de Europa es que acoja a unos cincuenta presos, del total de 255 que siguen en la cárcel en la base estadounidense situada en la isla de Cuba.
Mientras que unos 80 presos deberán responder ante los tribunales de los cargos que se les imputan, para el resto su destino es incierto, existan o no “indicios de sospecha” de imputación terrorista contra ellos, indicó el abogado.
“Se trata de personas procedentes de países como China, Libia, Rusia, Túnez y Uzbekistán, amenazados de tortura y represión en caso de volver a sus países de origen”, explicó Joane Mariner, de Human Rights Watch.
El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama prometió en campaña “acabar con la vergüenza y la vulneración de los derechos humanos en Guantánamo”, recordó Gorevan.
Obama visita la Casa Blanca y departe con Bush sobre asuntos de Estado
El presidente saliente de EEUU, George W. Bush, recibió ayer en la Casa Blanca a su sucesor Barack Obama, con quien recorrió las instalaciones de la residencia y mantuvo un encuentro privado como parte del ritual de transferencia de poder.
Obama acudió a la cita en una limusina negra con cristales ahumados y acompañado por su esposa Michelle, poco después de aterrizar en Washington procedente de Chicago.
Los próximos inquilinos de la Casa Blanca llegaron a la residencia oficial once minutos antes de la hora prevista y posaron para las cámaras durante unos breves instantes tras los apretones de manos y saludos de rigor.
El presidente electo se saltó ligeramente el protocolo al dar una palmada en la espalda a Bush en un gesto característico suyo.