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Trópico de letras

Narcisista

Una persona narcisista es un ser egocéntrico que se siente superior a los demás y crece pensando que se merece un tratamiento especial

Publicado: 16/11/2024 ·
10:47
· Actualizado: 16/11/2024 · 10:49
  • Narcisista.
Autor

Mari Loli Romero López

Maestra y escritora. Colaboradora en revistas internacionales. Dos libros publicados y cinco pendientes de publicación

Trópico de letras

Este blog trata de opiniones diversas sobre un mundo diverso

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Parece ser que en la actualidad existen más narcisistas que hace años, o por lo menos, esa es la impresión que nos da si nos fijamos en las redes sociales o entramos en las páginas de "influencers" o "instagrames famosos" luchando a ver quién consigue más  millones de seguidores.

Cuando los hijos son vistos por sus padres como más especiales y merecedores de más derechos que otros niños, están haciendo que interioricen la idea de que son personas superiores..."

Una persona narcisista es un ser egocéntrico que se siente superior a los demás y crece pensando que se merece un tratamiento especial. Narciso, según la mitología griega, era un joven muy guapo y apuesto que estaba enamorado de su reflejo en el agua. Tanto es así que, una vez, estando abstraído y asombrado contemplándose en un estanque, sin ser capaz de separarse de su propia imagen,  terminó por caerse al estanque  muriendo ahogado.

Según algunos estudios que se están llevando a cabo en el presente, los narcisistas no nacen, sino que se hacen, porque no es nada que ocurra de manera biológica, sino que se convierte en un grave desorden de personalidad que se fabrica en la casa o en la sociedad. Hoy en día se tiende a educar sobrevalorando a los niños, ya sea por miedo a frustrarlos o a lastimarlos. No se educan con dureza y, sin embargo, en vez de ayudarlos lo que se está cometiendo es concebir un defecto de carácter, convirtiéndose en un trastorno de la personalidad. Sí, son muchos los que se veneran a sí mismos:  "yo, yo y yo, yo mismo, siempre yo y mi". Los demás después, en su mente hay poco lugar para los otros o para el resto del mundo. El  narcisista no es consciente de su problema, pues piensa que el problema está en los demás, él no comete errores y hace todo lo posible para hacer ver su valor, su sentimiento o su opinión. No ve más allá de su propio reflejo. Tiene muy desarrolladas la autoexaltación y la competitividad y hace creer que está en una condición de mérito más alta que nadie, lo que le lleva a mentir y a manipular sin recato, pero tiene poco desarrolladas la identificación grupal y el compartir.

Muchos padres no se dan cuenta, otros no quieren darse cuenta de ello; sin embargo, están inculcando en sus hijos la idea de que merecen todos los derechos del mundo y si son derechos especiales, mejor; además de insuflar esa noción de superioridad. Lo vi en el colegio cuando impartía clases, lo he visto en partidos de balonmano playa, en una ocasión, cuando una madre, en el descanso de un partido, le dio un beso en la boca a su hija diciéndole que era la mejor del equipo, la que más valía, sin darse cuenta de que las demás miembros del equipo estaban luchando tan duro o más que ella para ganar dicho partido. No, señora, su hija forma parte de un conjunto de personas, no la sobrevalore infravalorando a sus compañeras y menos delante de éstas. Haga valoración, sí, la puede elogiar, pero asegúrese de que lo está haciendo por un logro real. Esta madre estaba haciendo que su hija  creyera que era la reina del grupo, la estaba haciendo sentir superior a las demás y crecerá pensando que el mundo gira alrededor de ella.

Cuando los hijos son vistos por sus padres como más especiales y merecedores de más derechos que otros niños, están haciendo que interioricen la idea de que son personas superiores, una observación que es la médula del narcisismo.

Se tiene la creencia, también, de que el narcisista no fue lo suficientemente reconocido al crecer, con lo cual, cuando son mayores se compensan ellos mismos sobrevalorándose. De todas formas, los niños que se educan de manera egocéntrica llegarán a ser adultos egocéntricos, lo que no es beneficioso ni para él ni para los demás, porque tienden a ser más agresivos y violentos que otras personas.

Jean Twenge y Keith Campbell, una psicóloga y un psicólogo, en su libro "La epidemia del narcisismo: viviendo en la era del derecho propio", nos dan una lista de elementos que pueden contribuir al narcisismo: colegios públicos que toleran la mediocridad; una cultura de educación en la que todos llevan un trofeo; una cultura de celebridades y reality shows que nos dice que cualquiera puede ser famoso, etc...Y en la cumbre de esta lista: la crianza de los padres.

Hace  poco, el escritor Arturo Pérez Reverte, en una entrevista concedida a una televisión, hablaba de que en estos momentos estamos criando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando viniera el iceberg del Titanic. Pero al poco tiempo de que estas palabras fueran pronunciadas, el iceberg llegó en forma de DANA a diferentes puntos de España trayendo consigo la destrucción y la desolación a los lugares por donde pasaba y esos jóvenes, malcriados, narcisistas y todo lo que queramos llamarlos, nos sorprendieron con su actuación, dieron el "do de pecho" y nos gratificaron con su ejemplo y una gran lección de solidaridad.  Me consuela ver cómo, a pesar de que cada vez hay más narcisistas en la sociedad, también existen las personas solidarias, las que se vuelcan ayudando en cualquier catástrofe que ocurra. Bravo, por esos jóvenes y no tan jóvenes. Bravo, porque ese narcisismo quedó solapado ante el sufrimiento y la desesperación de quien lo ha perdido todo. Me quedo con esa esencia positiva del ser humano que devuelve la esperanza.

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