¿Sigue jugando con fuego EEUU? El ministro de Asuntos Exteriores de China aseguró hace escaso tiempo, refiriéndose a la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, a Taiwán, que si este país jugaba con fuego saldría ardiendo.
Estamos pasando por un verano verdaderamente tórrido en el que el calor excesivo y la ola de incendios han sido los protagonistas principales, a lo que hay que añadir la guerra de Rusia-Ucrania, la inflación debido a la misma, el covid, la viruela del mono, mini tsunamis (playa de Valdelagrana), etc, etc...Pero volviendo al fuego ¿qué hace falta para que se produzca uno? Parece que una simple chispa lo puede provocar. Fueron solamente veinticuatro horas lo que duró la visita de Nancy Pelosi a la isla de Taiwán frente a la costa de China. Sólo veinticuatro horas, pero suficientes para prender el fuego entre China y Taiwán, así que sus consecuencias serán intensas.
China cree que el imperialista americano utilizó el antifaz de la democracia para quebrantar su soberanía. Me parece bastante obvio que se trata de una provocación a este país (otra de tantas). Dicha instigación podría acelerar el proceso de terminar el estatuto de autonomía de Taiwán, presionando así a China a realizar actuaciones definidas a favor de la incorporación de la isla.
¿Quién fue, si no, quien provocó la guerra de Rusia contra Ucrania, confinando y aislándola con la OTAN, atiborrando el Mar Negro de buques y aviones de guerra suyos, de otros países de la Organización del Tratado Atlántico o de otros países, como Ucrania, desoyendo las voces y quejas de Moscú y procurándose cuantiosos beneficios hacia su industria armamentística, sus ventas de gas licuado a Europa y la reactivación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, como bloque militar, si no EEUU? Se ve con claridad cuáles son sus dos rivales para que deje de ser el principal protagonista hegemón mundial. En Europa, Rusia, en Asia, la emergente China. Y como he dicho anteriormente, con la guerra de Rusia está obteniendo beneficios en detrimento de los europeos, que inclinan la cabeza y dicen “sí bwana”, pero el enfrentamiento con China pronostica una réplica más peligrosa, que no tiene por qué ser forzosamente una respuesta bélica, sino económica, remolcando a ello a sus aliados en el Pacífico (Corea del Sur, Australia y Japón).
El imperialista americano no ha vacilado en equipar y dotar a la isla, con el propósito de asegurar un cinturón de seguridad entre China y el Pacífico, con los países nombrados anteriormente, obteniendo así la autoridad y el poder del área del Pacífico, extendiendo sus extremidades a Oriente, acusando además a China de “subvertir el orden internacional basado en las normas”, haciendo creer al mundo que China busca el control de sectores tecnológicos e industriales clave, abusando de su ventaja económica en perjuicio de la economía estadounidense.
Se está viendo con claridad la arrogancia de un hegemón con miedo a perder su hegemonía, pues se sabe que tiene obvios enemigos exteriores que están cuestionando su solidez, ¿o es tan bueno EEUU como nos quieren hacer creer ciertos medios de comunicación, conociendo la grave crisis económica mundial? No, EEUU es incapaz de renunciar a su tono provocador, como tampoco es capaz de reconocer que el futuro de Taiwán es una cuestión íntima en la que nada tienen que hacer las potencias occidentales. En mi opinión, debería de adoptar una política de laxitud y relajación para evitar un desenlace apocalíptico en el que acabemos todos quemados en el incendio.
