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Todo está ferpecto

Los muertos no se quejan

Las víctimas de la crisis sanitaria se ocultan y quieren hacer lo mismo con las de la crisis económica. Pymes y autónomos, que pagan la factura, no se callarán

Publicado: 05/04/2020 ·
09:24
· Actualizado: 05/04/2020 · 22:31
  • La crisis sanitaria golpea duro al empleo. -
Autor

Daniel Barea

Yo soy curioso hasta decir basta. Mantengo el tipo gracias a una estricta dieta a base de letras

Todo está ferpecto

Blog con artículos una mijita más largos que un tuit, pero entretenidos. Si no se lo parece, dígamelo con un correo

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La comunidad científica sabe aún poco del Covid-19. Durante la semana, las informaciones ampliando el número de síntomas que presenta, más variados y graves de lo que se pensaba en un principio, y las posibles consecuencias en la salud de quien sufre la infección con posterioridad a su recuperación preocupan.

Pero a estas alturas de la alerta sanitaria está comprobado que el coronavirus tiene la capacidad de convertir a sus víctimas en invisibles. En España, al menos. Poco se sabe de los miles de fallecidos por la pandemia. Solo cobran rostro y nombre si el finado es un especulador inmobiliario, familiar de un futbolista o un marqués.

Las decenas de ancianos que han encontrado la muerte en residencias de mayores, solos, no tienen identidad. No termino de comprender cuáles son los motivos de este fenómeno que no queda ahí. La opinión pública tampoco tiene información oficial sobre los años de los pacientes o su sexo. Así que el coronavirus no solo te puede llevar a la tumba, sino que, para empezar, te convierte en un número en un casillero: positivo en coronavirus, caso que ha precisado hospitalización, caso que ha precisdado ingreso en UCI, fallecimiento, curado.

Se han truncado más de 11.744 vidas. Pero para el Gobierno no merecen siquiera las banderas a media asta, en señal de duelo.

La pobreza también ha sido hasta ahora invisible para los ojos de una sociedad que no aprendió nada del batacazo de 2008. La pobreza incomodaba tanto como la muerte. El muerto no puede fingir que está vivo. Quien no tiene donde caerse muerto, en muchas ocasiones, trata de fingir que todo marcha. Hasta ahora.

Esta crisis no solo va a dejar muchos fallecidos. El confinamiento está abonando la pobreza. Hoy salimos a aplaudir a los balcones. Efectivamente, los profesionales sanitarios son héroes. Pero tendremos que aplaudir también a quienes han comenzado a pagar la factura de la crisis. Quizás el Gobierno los quiera ocultar, como a los cadáveres. Pero no podrá. La necesidad en esta ocasión tiene otra naturaleza.

Todo va a ser diferente porque todo esto no ha sido responsabilidad de quien gestiona su microempresa. Nadie ha provocado esto por vivir encima de sus posibilidades, como achacaba el Gobierno del PP a los españoles en 2012. Y esta vez quien lo pierda todo no va a ocultar su situación. Va a pedir explicaciones. El principal error que puede cometer el Gobierno es no tener sensibilidad. Y ha empezado mal.

La renuncia a dietas de los parlamentarios no soluciona nada, pero relaja el ambiente. Luego está el debate de los sueldos. La clase política debe comprender que hay miedo e incertidumbre. Los autónomos y la pequeña y mediana empresa saben que se está enfrentando a una situación muy complicada, que se alargará en el tiempo y que provocará mucho sufrimiento. Ni siquiera tienen claro que, tras lo que se ha denominado malamente hibernación, podrán volver a retomar sus proyectos.

La apelación a sacrificios que hace el presidente solo la está sufriendo una parte de la población. Los de siempre. Los muertos no pueden quejarse. Los que quieren seguir viviendo, sí, y pueden cambiarlo todo. 

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