Un jurado popular ha declarado hoy por unanimidad culpable al acusado de asesinar y después descuartizar, en febrero de 2016, a su tío en Dos Hermanas (Sevilla), hechos por los que la Fiscalía ha pedido la pena mínima establecida por asesinato, que son 15 años de cárcel.
En el veredicto, emitido hoy, el jurado también ha considerado al acusado culpable de profanar el cadáver de su tío, por lo que la Fiscalía le pide una multa de 1.080 euros, mientras que su defensora ha solicitado la pena mínima por ambos delitos.
La Fiscalía ha rebajado su petición inicial de 25 años de cárcel porque no concurre la agravante de parentesco que apreciaba en sus conclusiones provisionales, por la atenuante de drogadicción, ya que el acusado era toxicómano, y por aceptar durante el juicio los hechos por los que se le acusaba.
El crimen se produjo en la vivienda de la víctima, Diego de D.R., de 56 años, que tres meses antes había acogido a su sobrino, que vivía en Gerona, con la intención de ayudarle a superar su drogadicción.
El acusado, Francisco Javier R.de D., de 39 años, le destrozó la cabeza a su tío con un martillo grande.
La convivencia no era pacífica porque el sobrino vendía objetos de su tío sin su consentimiento, según el relato de la Fiscalía.
Tras la venta de una videoconsola Play Station 4, el tío conminó a su sobrino a que volviera a Gerona, lo que generó una discusión que concluyó cuando el sobrino le golpeó con un gran martillo y con picola o pequeño pico de cantero.
Para deshacerse del cadáver y con un "absoluto desprecio por la memoria de su tío", el acusado lo descuartizó con un gran serrucho y fue haciendo distintos paquetes, perfectamente embalados, mientras seccionaba el cadáver y después de desangrar los miembros, precisa la acusación del Ministerio Público.
El acusado desangró el cadáver y le quitó la piel, la grasa y el tejido blanco con un cuchillo cebollero, lo que arrojó al inodoro, añade la Fiscalía.
El 27 de febrero de 2016, el acusado fue en bicicleta hasta el cauce del río Guadaíra a la altura del puente de la SE-40, donde ocultó los miembros inferiores de su pariente, introducidos en una mochila, bajo unas piedras.
Luego compró una pala y una azadilla para seguir enterrando los demás fragmentos del cadáver.
El lunes 29 de febrero, agentes del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en la casa del asesinado porque fueron alertados por los empleados de la Bodega San Sebastián, que estaban extrañados por su ausencia durante todo el fin de semana.
Tras la negativa reiterada del acusado a permitir el acceso a la casa de los agentes, finalmente lo permitió y les dijo "ahí está mi tío al que estáis buscando" y les mostró los trozos que quedaban del cadáver, señala la Fiscalía antes de concluir que el acusado no presentaba ninguna anomalía psíquica.