Un paseo pictórico y biográfico por cada uno de los rincones de Sevilla en los que Bartolomé Esteban Murillo dejó pincelada alguna de su inmaculado arte, dedicado especialmente al público más joven y familiar, es lo que nos ofrece el escritor Fran Nuño con su última obra, 'Descubriendo la Sevilla de Murillo'.
Editada por el sello sevillano El Paseo, la obra fabula con una familia compuesta por cuatro miembros -padre, madre y dos hijos- que, durante dos fines de semana por la ciudad, trazan y siguen una ruta murillesca con el fin de presenciar las obras que pintó el ilustre sevillano y reconstruir su vida.
Una travesía que comienza en el barrio de la Magdalena, donde se localizaba el antiguo convento de San Pablo -que derribaron los franceses durante la invasión napoleónica-, y donde nació en una casa del citado enclave y fue bautizado el afamado pintor.
Tras este punto de partida y a través de la narración de la hija mayor del matrimonio, Rosa -de 11 años-, la familia pasea por las calles del casco antiguo de la ciudad de Sevilla para asistir a los lugares donde residen y residieron públicamente las distintas obras de Murillo, y contemplarlas -ofreciéndoselas al lector mediante las imágenes y dibujos del ilustrador Javier Baena-.
Lugares como el taller donde aprendió pintura de la mano de su primo político y maestro pintor, Juan del Castillo; el Museo de Bellas Artes; el Palacio Arzobispal; el Real Alcázar, la Iglesia del Hospital de la Santa Caridad; el Hospital de los Venerables; la Iglesia de Santa María la Blanca; o la última de las casas que supuestamente ocupó, hoy convertida en Museo Casa Murillo.
Una original idea de la que "no había precedentes con Murillo" según ha reconocido a Efe Fran Nuño -sí con Velázquez tal y como ha desvelado-, que ha indicado que la idea del libro no es otra que la de que "tanto niños como jóvenes y mayores, tengan ese primer acercamiento que les permita indagar más en la vida y obra del ilustre pintor".
Nuño ha destacado que otra de las ideas que concibe es la de, leída una vez la obra, que las familias "paseen por Sevilla con el libro en la mano y vayan realizando la ruta murillesca, bien como la indico, o por partes, y vayan recorriendo y fotografiando esos lugares, recordando lo que Rosa, la protagonista, nos cuenta".
El escritor ha revelado que "los chicos se asombran" con la cantidad de cuadros que pintó Murillo a lo largo de su vida, unos dos mil, de los que hoy se conservan la cuarta parte (entre cuatrocientos y quinientos), ya que "la mayoría han desaparecido o están en lugares desconocidos".
Asimismo, y tras ver como algunos de los profesores de los centros de enseñanza sevillanos están usando el libro para preparar el Año Murillo en sus centros, ha confesado que espera que con esta obra y con esta conmemoración, "se suba ese pequeño escaloncito que aún falta para rendir homenaje a este artista universal, que cuando falleció era el pintor español más conocido".