La Hermandad de la Paz ha abierto un Domingo de Ramos pleno, de luz radiante y de un cielo inmensamente azul, un Domingo de Ramos caracterizado por las altas temperaturas y que ha obligado a Emasesa a intensificar sus esfuerzos para refrescar a los numerosos sevillanos y visitantes que han invadido la ciudad, ávidos de disfrutar y sentir una Semana Santa sin tener que mirar al cielo, como ya ocurriera el año pasado.
Este año no ha sido así y desde el Porvenir la Hermandad de la Paz abría una jornada en la que los únicos paraguas que se han visto han sido para refugiarse del sol, con temperaturas que han rondado e incluso superado los 30 grados, lo que se ha visto reflejado también en las hermandades, que han tenido que proveerse de agua para sus hermanos.
La Paz ha sido la primera de las hermandades en poner su Cruz de Guía en la calle en el barrio del Porvenir, que ha recibido con pétalos a sus titulares, aunque ha vuelto a ser su paso por el Parque de María Luisa el sitio más buscado por los cofrades antes de ir a buscar las callejuelas que la llevarían al centro.
Tras ésta, Jesús Despojado, en la céntrica calle Zaragoza, ha sido la siguiente cofradía en iniciar su estación de penitencia, aunque algo alterado por un pequeño incendio que no ha afectado el discurrir de sus imágenes desde la capilla del Molviedro hasta la carrera oficial.
Y esa carrera oficial la ha inaugurado oficialmente la popular Borriquita, la única que permite que los padres acompañen a sus jóvenes cofrades, nazarenos que esta vez han soportado con auténtico fervor el sol de justicia de la jornada.
Tras ellas iban saliendo, cumpliéndose casi de forma escrupulosa los horarios, La Cena, La Hiniesta, San Roque, La Estrella -popular como ninguna, arrastraba cientos de fieles en su transitar desde Triana a Sevilla-, La Amargura y El Amor, estas dos últimas ya acompañadas del frescor que dejaba la caída del sol.
De hecho, la entrada de la Borriquita y la salida de estas dos últimas ha vuelto a “separar” el Domingo de Ramos, el caracterizado por el bullicio de las familias con sus hijos para pasar a uno algo más serio, más doloroso y más silencioso de las cofradías que cierran este día.