La Junta de Gobierno Local, a propuesta del alcalde, Juan Espadas, ha aprobado hoy nombrar a Julio Cuesta Domínguez como Comisario de la Ciudad de Sevilla para la conmemoración en 2017 del XXV aniversario de la Exposición Universal de 1992, a la vez que gestar un Consejo Asesor para configurar su programación y un Comité de Honor.
“Esa celebración es una oportunidad de dinamizar, catalizar y generar sentimientos muy beneficiosos para la sociedad en general y una ocasión para valorar el papel abierto, cosmopolita, que la ciudad de Sevilla ha desempeñado desde sus orígenes como lugar de encuentro de cultura y como puente de civilizaciones”, según explica el alcalde en su propuesta. “Todo acontecimiento cultural tiene su retorno. Por ello, las actividades del aniversario contribuirán en dinamismo y actividad económica”, agrega Juan Espadas, quien considera que la efeméride debe, asimismo, “permitir involucrar prácticamente a toda la ciudad”.
Julio Cuesta, que actuará de forma desinteresada y gratuita, asumirá las funciones de coordinación de las actividades para tal conmemoración, formulando propuestas y coordinando las iniciativas que lleguen desde cualquier ámbito público o privado. El Consejo Asesor, cuya composición establecerá el primer edil entre personas de “reconocida solvencia técnica y afinidad con la conmemoración” y con carácter también desinteresado, asesorará en la toma de decisiones para la configuración del programa oficial de esta conmemoración. Una vez aprobado este, se constituirá el Comité de Honor, conformado por autoridades y representantes de instituciones y personalidades nacionales e internacionales.
“La Expo del 92 alcanzó un nivel de participación oficial internacional de Estados y corporaciones privadas sin precedentes y ha constituido un punto de inflexión en la amplia historia de las exposiciones desde 1851 por una doble razón. La primera, la recuperación del modelo de acontecimiento en Europa desde Bruselas 1958 y en el mundo desde 1970 en Osaka. Y la segunda, el impacto que tuvo la celebración en el territorio en términos de dotación de infraestructuras y de utilización futura de las mismas y del espacio mismo de la Expo. Por tanto, la ciudad de Sevilla puede y debe considerarse precursora en el establecimiento de un nuevo modelo de exposiciones (…). El proceso por el que Sevilla fue proclamada sede de la Exposición Universal ilustra un modelo organizativo y de gestión que, no estando exento de dificultades, puso de manifiesto su liderazgo internacional y su éxito de organización (…)”, añade la propuesta.
Junto a ello, un programa de la propia organización de la Exposición, el PCT Cartuja, es, a sus 25 años, “una brillante realidad y un ejemplo sin precedentes de la utilización de las infraestructuras y del propio recinto que cuenta con un uso multidisciplinar (empresarial, académico, cultural y recreativo”. Toda esta aportación debe ponerse en valor y la sociedad debe ser consciente de este legado.
Por ello, las bodas de plata de la Expo de 1992 tienen un triple objetivo. Uno, “dar a conocer la grandeza de la Exposición Universal de Sevilla difundiendo su realidad, su trascendencia y su modelo”. Dos, “reconciliar a una sociedad no sólo sevillana para que pueda admirar en la realidad y en el recuerdo el acontecimiento que con tanto éxito y reconocimiento internacional protagonizó”. Y, por último, “reivindicar ante la comunidad internacional el modelo de éxito que estableció Sevilla con su Exposición Universal”.