Con el resultado del referéndum griego como telón de fondo y las protestas contra la denominada Ley Mordaza en España, el recién elegido Defensor Universitario de la Universidad Pablo de Olavide, el catedrático de Filosofía del Derecho Carlos Alarcón, pone en entredicho la capacidad de llegar a acuerdos de los partidos cuando se instalan en el poder.
En su primera entrevista televisiva concedida a Ondaluz TV Sevilla, Alarcón reconoce que, después de tres décadas ejerciendo la docencia, afronta esta nueva etapa con la esperanza de reducir el nivel de conflictividad en este ámbito, apostando por el diálogo y la mediación previa.
Según sus datos, la mayoría de los conflictos son fruto de los desacuerdos por calificaciones, la impartición de la docencia o los exámenes, pero también subraya los “abusos de unos docentes sobre otros docentes para que se hagan cargo de más trabajo”. El Defensor Universitario considera importante la defensa del sector más joven del cuerpo docente, del que llega a decir que “está preparadísimo pero muy maltratado por la coyuntura económica”.
Para el profesor Alarcón la participación activa es esencial para poder cambiar cosas y, en ese sentido, pone en valor el papel cada vez más activo del alumnado. “Ellos también construyen universidad”.
Según dice, “la Democracia no se construye de golpe porque muera un dictador o porque se haga una Constitución, se hace de forma lenta, donde los valores sociales y culturales son muy importantes”. Como especialista en materia electoral, Alarcón piensa que “no hay que tener tanto miedo como se tiene a cambiar la Constitución. Hay preceptos que son, paradójicamente, anticonstitucionales”. Se refiere este catedrático de Filosofía del Derecho al tratamiento de la libertad y la igualdad, señalando que “en la práctica el poder tiende a actuar más por intereses que por principios y valores”.
El Comisionado de la Defensoría Universitaria de la UPO considera “peligroso cuando los gobiernos se separan de la opinión publica, de la realidad social. Todos los gobiernos de la Democracia ha habido un momento en que han mirado para otro lado, no han sabido lo que quiere la ciudadanía y eso es peligroso”. “Antes o después se paga”, sentencia.