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Sábado 09/11/2024
 

Sevilla

Imputado un hombre tras cazar 56 aves con trampas prohibidas en Los Palacios a fin de venderlas

Una patrulla del Seprona de Lebrija se encontraba realizando su labor de prevención cuando observó a lo lejos a un individuo que se encontraba agazapado entre la maleza, por lo que los agentes sospecharon que estuviese cometiendo algún tipo ilegalidad

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La Guardia Civil ha imputado a un hombre, identificado como J.R.R., que fue sorprendido 'in fraganti' tras cazar 56 aves insectívoras con trampas prohibidas en un paraje de la localidad sevillana de Los Palacios y Villafranca con el objetivo de venderlas posteriormente, según ha informado el Instituto Armado en un comunicado de prensa.

   Una patrulla del Seprona de Lebrija se encontraba realizando su labor de prevención cuando observó a lo lejos a un individuo que se encontraba agazapado entre la maleza, por lo que los agentes sospecharon que estuviese cometiendo algún tipo ilegalidad.

   Tras ello, los agentes pudieron apreciar con claridad que esta persona estaba recogiendo aves insectívoras, por lo que se aproximaron al lugar donde se encontraba y vieron que, efectivamente, había recogido gran cantidad de pequeñas aves, muchas de las cuales había desplumado.

   Estas aves habían sido cazadas mediante perchas conocidas como trampas o costillas metálicas. Además, los agentes apreciaron el sonido de cantos de aves que emitía un aparato eléctrico, usado como reclamo para atraerlas al lugar donde estaban colocadas las trampas.

   La Guardia Civil detectó también gran cantidad de plumas en un lugar cercano, conocido como 'peladero', y también las trampas metálicas que el sospechoso estaba colocando para cazar más aves, así como bolsas de plástico, de cierre hermético, en las que el sospechoso introducía, de 12 en 12 unidades, las aves ya peladas supuestamente para su posterior comercialización.

   Por todo esto, los agentes identificaron a este individuo, quien tenía las manos completamente manchadas con la sangre y las plumas de los pajarillos, por lo que le imputaron un delito contra la flora y fauna silvestre.

   Finalmente, los agentes intervinieron un total de 108 trampas metálicas, la mayoría ya montadas, y dos reproductores eléctricos de canto de aves insectívoras, además de las aves muertas, la mayoría peladas.

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