El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha confirmado en sendos informes remitidos al juez que los dos bebés hallados congelados en noviembre del pasado año 2012 en una vivienda del municipio sevillano de Pilas --hechos por los que la madre, Sara L.H., ingresó en prisión imputada por asesinato-- nacieron vivos y que uno de ellos, al menos, falleció por asfixia.
En este sentido, fuentes del caso consultadas por Europa Press han informado de que Toxicología ha remitido al juez de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Sanlúcar la Mayor distintos informes en los que señala que ambos bebés nacieron con vida, aunque indica que "no se dispone de datos objetivos para establecer la duración del periodo de vitalidad" de los menores.
En este sentido, las mismas fuentes han puesto de manifiesto que, en sus informes, señala que "no existe dato objetivo que permita establecer la data" de las muertes, así como que "no se han detectado sustancias tóxicas o psicoactivas" en los cadáveres.
El informe definitivo de autopsia realizado sobre el primero de los bebés, localizado en un congelador el pasado 9 de noviembre, concluyó que murió por asfixia, aunque no se pudo determinar si la causa fue la inmersión en agua, pues la imputada reconoció en su declaración que dio a luz en la bañera del domicilio en el que convivía junto a su marido y sus dos hijos menores.
Toxicología dice, en esta línea, que "no hay elementos suficientes para especificar el mecanismo de la asfixia".
Mientras tanto, la autopsia realizada sobre el segundo de los bebés, encontrado el 27 de noviembre en un arcón congelador distinto al primero, no pudo determinar de manera tajante que la causa de la muerte fuera la asfixia.
Sobre este particular, Toxicología apunta en los informes remitidos al Juzgado que "no hay datos concluyentes para realizar un diagnóstico de asfixia".
EL JUEZ CITA A LOS MÉDICOS FORENSES
Las fuentes consultadas por Europa Press han informado de que el juez ha citado el próximo martes a los dos forenses que certificaron las muertes de los bebés.
En su declaración, la imputada relató que el primero de los partos tuvo lugar el día 24 de junio de 2011, cuando aprovechó que su marido y sus dos hijos habían abandonado la vivienda familiar tras desayunar para dirigirse a la bañera, donde finalmente dio a luz, asegurando que el recién nacido "ni lloraba ni se movía", por lo que creyó que había nacido muerto.
En este sentido, la imputada explicó que se metió en la bañera "porque sabía que no había tiempo, estaba muy nerviosa y tenía miedo", señalando que el parto se produjo "muy rápido, en muy pocos minutos, a la segunda o tercera contracción", momento en el que abrió el grifo "para evitar que el bebé se golpeara" en la bañera.
METIÓ EL BEBÉ EN UNA BOLSA
La imputada afirmó que el menor "no estuvo mucho tiempo sumergido" en el agua de la bañera, así como dijo no recordar haberle cortado el cordón umbilical, "aunque sí lo presionó para que no sangrara", añadiendo que a continuación "expulsó la placenta y quitó el agua, permaneciendo sangrando un rato".
Después, "metió el bebé en una bolsa, la ató y la guardó" en el congelador, ya que "no le parecía bien tirarlo en un contenedor", dijo en su declaración ante el juez instructor, en la que también aseguró que "no quería desprenderse de él ni olvidarlo".
Respecto al segundo de los bebés hallados congelados, que llevaba más tiempo en el congelador que el primero al ser de un parto anterior, dijo no recordar nada de haber estado embarazada.
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