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Andalucía, a la cola en la recogida selectiva de vidrio

Los andaluces depositaron 15 kilos de envases, frente a los 20 de media nacional. Sólo la provincia de Málaga y las ciudades de Granada y Cádiz se acercan

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  • La llegada del vidrio a la planta de reciclado. -

 

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Andalucía es la tercera comunidad española que menos envases de vidrio recoge de manera selectiva, con sólo 15 kilos el año pasado, y aunque se ha incrementado en un 8,7%, se queda muy lejos de los 19,8 de media nacional, y sólo la provincia de Málaga, con 19,7, y las ciudades de Granada (21,7) y Cádiz (20,1) se acercaron a los datos nacionales.

La comunidad andaluza consiguió reunir el pasado año en sus contenedores verdes 127.565 toneladas de envases de vidrio, un 8,7% más que en 2021, unos 52 envases por persona o 15 kilogramos, muy alejados de los 19,8 de media nacional, y sólo están por debajo de Andalucía Castilla-La Mancha y Extremadura.

Sólo la provincia de Málaga se acerca a la media nacional con 19,7 kilos por habitante, pero la que le sigue está muy alejada, Granada, con 13,4 kilos, seguida de Sevilla (13,3), Cádiz (12,7), Jaén (11,7); Almería (11); Huelva (10.3) y cierra Córdoba con 10,2. En cuanto a capitales, sólo destacan Granada, con 21,7 kilos, y Cádiz, con 20,1 kilos, la octava y décima de toda España, mientras que el resto están muy por debajo, como por ejemplo Sevilla, con 16,2 kilos.

Andalucía no se puede permitir estar en esta situación”, aseguraba Coral Rojas-Marcos, gerente de Ecovidrio en Andalucía Occidental, durante la presentación de estos datos, asegurando que el problema no es sólo que se lleva años cumpliendo con la normativa, sino que a partir de 2025, cuando se tenga que reciclar el 70% de los envases, “Andalucía estará sola ante el peligro” y se tenga que hacer frente a las sanciones de la UE que, primero llegarán al Reino de España pero luego se requerirán a las comunidades autónomas.

En la región se recogieron de forma selectiva el pasado año 127.565 toneladas de envases en los 39.229 contenedores que existen en la comunidad, uno por cada 217 (la media estatal es de 193), incluidos los del canal Horeca de hostelería que produce el 50% de los residuos de envases, y sólo 10.844 toneladas se recuperaron a través de las plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos y que les llega a través en el contenedor gris o fracción resto, aunque el porcentaje de vidrio “impropio” es mucho menor que otros residuos, por ejemplo, los plásticos.

Para Ecovidrio, que gestiona en España el sistema integral del reciclado de los envases de vidrio y de la que forman parte más de 8.000 compañías envasadoras, la clave está en la concienciación ciudadana, porque “sin ellos, esto no tiene sentido” y destacan la importancia de la hostelería, al que destinarán buena parte de las iniciativas de formación y concienciación.

Para evitar que Andalucía continúe a la cola, Ecovidrio realizará una mayor inversión tanto en contenedores, con 5.900 para alcanzar los 198 por habitante, como en su apoyo “intensivo” a la hostelería, puesto que hay una alta rotación y aún “falta concienciación”, ya sea por falta de conocimiento, de hábitos, de recursos o de espacio. “Cuando se les dota de medios, como los cubos adaptados o se les pone un contenedor cerca, les resulta más fácil”, reconocía Rojas-Marcos, que también recordaba que hay pocas multas pero con el horizonte 2025, éstas llegarán.

La planta de recuperación

La presentación de los resultados de Ecovidrio en Andalucía ha tenido lugar en la planta de tratamiento RAVSA (Recuperadora Andaluza de Vidrio SAS), que lleva trabajando en este residuo desde el año 82 y donde trabajan más de cuarenta personas en turnos de 8 en sus instalaciones de Alcalá de Guadaíra.

En estas instalaciones, de más de 45.000 metros cuadrados, llegan los envases de vidrio de la provincia de Sevilla y parte de las de Córdoba y Cádiz, y aunque es la única que existe en Andalucía de estas características, no trata todos los envases recogidos en la comunidad, que se van a otras instalaciones dependiendo de los concursos y adjudicaciones de los diferentes gestores de residuos, ayuntamientos, mancomunidades o consorcios.

En RAVSA llegan los envases recogidos de forma selectiva aunque llegan cargados de “impropios”: cartón, plásticos, metales, tapas, con los diferentes procesos de cribado, con lecturas ópticas y láser incluidos, van buscando de forma especial eliminar todo resto de “infusibles”, es decir, aquello que perturba su tratamiento en el horno.

Entre ellos destacan los restos de vidrios no envases, sea una copa o una bombilla de luz, por ejemplo, y la cerámica, que hace descender los niveles de pureza del calcín, el vidrio ya machacado y limpio de estos impropios que se venderá a terceros o vidrieras para que vuelvan a convertirse en envases o en otros productos.

Utilizar el calcín es un beneficio para los productores ya que se reducen las materias primas con las que se elabora el vidrio (arenas y carbonatos, principalmente), baja sensiblemente el uso de combustibles en los hornos y, especialmente, las emisiones contaminantes, puesto que ya se han fundido la primera vez los materiales que emiten más gases. Eso sí, cada calcín tiene que unos estándares y unas caraterísticas que la planta adapta a las necesidades de cada comprador.

 

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Se cierra el círculo del reciclaje

La nueva vida del vidrio se la otorgan las empresas fabricantes de envases de vidrio. La visita se completaba, también en Alcalá de Guadaíra, con Verallia, multinacional francesa que opera en todo el mundo, aunque su principal mercado está en Europa, y que cuenta en España con seis fábricas, además de otra en Portugal, con 34 centros de producción, 12 centros de reciclado y 5 de decoración, que crean 17 billones de botellas y envases al día en sus 63 hornos.

Comprometidos con la economía circular desde 2010, el esfuerzo de la empresa se destina a reducir al mínimo la extracción de materias primas, especialmente carbonatos y arena, y usar en lo máximo posible ese calcín que les permite bajar entre un 15 y un 18% el uso de energía, además de emitir menos CO2, gases contaminantes que también reducen con el uso de electrofiltros y un sistema en bucle en los hornos que les permite que sigan funcionando los 365 días al año.

En la planta de Alcalá trabajan 150 personas y producen un millón de envases al día, aunque ahora está renovando una de las líneas y no están funcionando al cien por cien. Aún así, en ese horno que utiliza un mix de energías fósiles y eléctricas, priorizando ésta última, aunque su tendencia innovadora busca que todos sean híbridos para reducir la huella de carbono, siguen buscando la mayor eficiencia y eficacia en su cadena de producción para aumentar el rendimiento y conseguir alcanzar el 100% de recuperación del vidrio. Porque consideran que el vidrio es el futuro frente al plástico, cuyo impacto es mucho mayor

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