El 80 por ciento de los niños que viven en situación de pobreza van a llegar a adultos siendo pobres. Es un dato que ha llevado a la ONG Save the Children a organizar en verano unos campamentos urbanos en los que los menores puedan romper ese "círculo de pobreza" y ofrecerles un entorno lúdico durante las vacaciones
Uno de esos campamentos es en el barrio de Amate, uno de los más desfavorecidos de la ciudad de Sevilla, en los que participan una veintena de menores de entre 5 y 17 años.
El director de Save the Children Andalucía, Javier Cuenca, recueda a EFE que, según el informe "El coste de la crianza en 2022" elaborado por esta organzación, el 48,5 % de las familias andaluzas presenta dificultades para afrontar la crianza de un hijo, y, de ellas, un 14,1 % directamente no puede asumir los costes, una media de 641 euros al mes.
Cuenca considera la pobreza como un concepto multidimensional cuyos efectos abarcan ámbitos como el social, educativo, laboral y psicológico. Para combatir las carencias generadas por la falta de recursos se pusieron en marcha las colonias urbanas, con el objetivo de fomentar un entorno lúdico mientras se desarrolla la educación y las relaciones sociales de los niños.
La educadora Ester García explica que se organizan mediante asambleas con la intención de promover la autoorganización, la independencia y la capacidad de decisión de los menores. Para ello realizan a lo largo del mes de julio diferentes actividades, salidas culturales y talleres orientados a su desarrollo autónomo.
A estas colonias urbanas de Amate acuden unos veinte menores, divididos por edades en dos grupos, uno de 5 a 10 años y otro de 10 a 17.
Durante la mañana se plantean "actividades asequibles y accesibles para que cada uno las desarrolle a su manera", cuenta a educadora sobre la pedagogía activa que utilizan.
"Intentamos inculcarles la importancia que tiene la educación, pero entendida de una forma muy amplia", dice García, para lo que mezclan métodos educativos alternativos como Montessori o Waldorf, cuyo enfoque busca poner al niño en el centro del proceso de aprendizaje.
Respeto, igualdad, no violencia, cuidado del medioambiente y sentimiento de comunidad son los valores principales con los que trabajan diariamente en Save the Children. "Se nota la evolución de los niños y las niñas, sobre todo como grupo", ha afirmado Ester García.
La actividad de la ONG incluye también al entorno del menor porque "de nada sirve que aquí se le inculquen unos valores si luego en casa no se continúa con ellos", señala Alejandro Domínguez, educador en el centro Amate. Como parte de esta dinámica, se ofrece atención psicológica para los niños y su familia para así mejorar las relaciones afectivas.
EL PERFIL DE LA POBREZA
Esta situación de "pobreza severa" afecta sobre todo a familias monomarentales, "madres solas, cabezas de familia con dificultades de acceso al empleo, con trabajos muy precarios y dificultades para sacar adelante a sus hijos", según define Javier Cuenca el perfil de las más afectadas.
En la misma línea, Ester García añade que "las familias son principalmente migrantes, muchos de ellos con estudios", pero que al llegar a España no pueden ejercer su profesión por la lentitud de los trámites administrativos.
Esta es la situación de Margarita Guadalupe Alvarado, nacida en El Salvador y licenciada en marketing en su país, de donde tuvo que huir con su pareja y su hija debido a las amenazas de las mafias. Tras tres años en España continúa buscando trabajo y está a la espera de normalizar su situación administrativa.
Margarita acude a Save the Children para participar en un programa de inserción laboral en el que se aprende a redactar el currículum y a hacer entrevistas de trabajo y explica que su deseo es conocer otras áreas laborales ya que en España solo ha trabajado como cuidadora.
Su hija de 6 años acude a las colonias urbanas, en las que "se relaciona con otros niños, repasa las materias escolares y conoce los valores y la cultura española", además de suponer un alivio económico, ya que en la ONG proporcionan comida y apoyo académico.
Similar es la situación de Dana Caloian, que vino de Rumanía con su marido y tuvo a sus dos hijas aquí. Desde entonces solo ha tenido trabajos temporales. Actualmente busca trabajo y recibe la renta mínima vital que le permite mantener los gastos familiares junto con el salario de su marido como mecánico.
Esta situación ha empeorado con la inflación de los últimos meses y con sus ingresos no puede asumir gastos imprevistos ni ahorrar. Para ella resulta un alivio económico la ayuda que recibe de otras madres, que acuden a la ONG, con las que se intercambia ropa para sus hijas.
El director de Save the Children Andalucía avisa de que "las políticas de infancia en Andalucía son claramente insuficientes, la renta mínima de inserción ha demostrado que reduce la pobreza infantil en cero puntos" y pide que esta renta sea complementaria con el ingreso mínimo vital para que "realmente las rentas de protección sean eficaces en la lucha contra la pobreza infantil ".