Para celebrar los 40 años de su vino Castillo de San Diego, el vino del mar, Barbadillo sumergió a sus invitados, amigos, instituciones de la región y rostros conocidos como María José Suárez, Carmen Lomana, Pepe Da Rosa, Concha Galán, José María Íñigo o Caco Senante -que compuso una canción especialmente para la ocasión- en un océano de espectáculos: baile y cante flamenco, violines, canto lírico y danza en distintos espacios de la bodega especialmente decorados para esta fiesta como si del fondo del mar se tratase. Algo único nunca antes realizado en un espacio con tanta historia como éste. Esta fiesta fue el cierre a una celebración que comenzó la noche del martes 6 de octubre en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla y que continuó en la mañana del día 7 con una travesía por el Guadalquivir desde Sevilla hasta Sanlúcar.
El impulsor de este vino, Antonio Pedro Barbadillo Romero ‘Toto’, fue un hombre emprendedor, con carisma, y una figura clave en la difusión de la cultura de los vinos de jerez y la manzanilla.
Castillo de San Diego es fruto de la pasión y el legado de una familia, con seis generaciones de historia, y una Bodega casi bicentenaria, incluida en el ranking de las 100 mejores del mundo
La primera edición, lanzada en 1975, sorprendió a los consumidores y a los críticos. Su sabor, especial y reconocible por millones de consumidores, han convertido a Castillo de San Diego en un vino admirado, imitado y líder en ventas.
Bodegas Barbadillo -fundada en 1821-, elegida Mejor Bodega del Año en los Premios Guía Peñín 2015, y uno de los referentes más importantes del Marco de Jerez, celebra este año el 40 aniversario de su vino emblema, Castillo de San Diego, conocido por todos simplemente como Barbadillo.
Floral, afrutado, armonioso, ligero, Castillo de San Diego tiene un sabor único, reconocible por millones de personas en todo el mundo. “Es un vino tan emblemático que sólo decir Barbadillo su imagen aparece de inmediato” asegura Víctor Vélez, director general de Bodegas Barbadillo y responsable, junto a su enóloga Monserrat Molina, de posicionar a Castillo de San Diego en la mente y en el recuerdo de los amantes del vino.
La historia de Castillo de San Diego comienza mucho antes de su creación. A finales de los años 60, Antonio Pedro Barbadillo Romero ‘Toto’, por entonces presidente de Barbadillo, descubrió en sus viajes por el extranjero vinos que maridaban a la perfección con pescados y mariscos.
A su vuelta, Toto intentó reproducir aquellos vinos utilizando como base los ingredientes que ya se usaban en las manzanillas y jereces de la bodega e incluso llegó a hacer pequeños experimentos de fermentación en el frigorífico de su casa hasta que en 1975 construyó una planta de vinificación en Gibalbín. Fue entonces, al profesionalizarse el proceso y las técnicas de elaboración, cuando logró dar con la mezcla perfecta, germen del que sería el primer vino blanco de la tierra de Cádiz.
Pionero, inquieto, y en busca siempre de la excelencia, Antonio Pedro Barbadillo Romero- Toto- lanzó la primera edición ese mismo año; un producto único en el mercado, al que llamó “Vino blanco de mesa”.