Llover, lo que se dice llover, no llovió. Y las páginas especializadas en los pronósticos del tiempo daban una previsión de lluvia bastante baja, así que este domingo, como el sábado con un acto que había en el parque Almirante, los previsores responsables municipales erraron estrepitosamente. Sobre todo este domingo cuando lo más que podía pasar era que la procesión no saliera, pero porque la suspensión se produjera en la misma mañana. Que no se hubiera producido.
El Día del Cerro se quedó reducido a un puesto de castañas, nueces y todo tipo de frutos secos. A los vecinos que se levantaron y vieron que no era el día del diluvio universal y se comieron sus viandas a pleno sol o bajo un árbol y a las actividades de la Asociación Hípica La Isla al otro lado de la ermita.