En lenguaje técnico, según aclaraban a este periódico, se llama una operación “neutra” pero en lenguaje coloquial se conoce como pagarle la hipoteca al vecino, como en los concursos que salen en la televisión.
Y no es de extrañar que el alcalde de San Fernando, Josá Loaiza, esté deseando de que se arregle el Ayuntamiento, aunque sea por fases, pero que se pueda utilizar para no tener que seguir soportando las consecuencias del desbarajuste que supuso el abandono del edificio consistorial en 2006 en una operación liderada por la ex concejala Carmen Gómez Baña que volvió loco a más de un departamento municipal. Y a empresas municipales.
El dictamen de los técnicos sobre el estado del Ayuntamiento obligó al desalojo urgente ante el peligro de que pudieran producirse desprendimientos, lo que hizo trabajar a la Empresa del Suelo Isleña a marchas forzadas para suministrar cuatro locales en los que albergar las oficinas municipales.
Pues bien, uno de ellos se ha convertido en paradigma de la mala planificación de que se hizo gala y de cómo el Ayuntamiento ha estado pagando un local que vendió Esisa a un particular, de forma que una vez que termine el contrado le habrá abonado más de la mitad del precio. Y una vez pagado, el dueño seguirá cobrando por el alquiler.
La historia es la siguiente. Un particular compró en 2003 casi toda la planta baja del bloque de la avenida San Juan Bosco donde se encuentra Esisa. Esto es, todo el bajo excepto las oficinas de la empresa municipal.
De ese local se segregó la parte anexa a las oficinas de Economía y Hacienda, por lo que sólo quedó ese local. En el año 2005, Esisa lo alquiló al particular llegando a un acuerdo de no trasmitirlo hasta el 30 de abril de 2012 pero pagando una compensación por el uso. Ese acuerdo venció y Esisa acordó una prórroga hasta el 31 de octubre de 2013.
A este último acuerdo se llegó con fecha 30 de abril de este año y en el contrato se estipulaba la cuantía que aún debía el propietario del local -sin escriturar- y la compensación actualizada que seguiría cobrando anualmente que es de 62.369 euros anuales. Toda vez que el propietario aún debe 120.269 euros a Esisa, sólo hay que sumar la anualidad de este año y la de próximo para constatar que cuando termine el contrato le habrá salido gratis.
Obviamente, decían a este periódico, entre 2003 y 2007, antes de explotar la burbuja, pudo haberlo vendido más caro, porque es cierto que ahora cuesta menos de lo que le costó. Pero no es menos cierto que ahora mismo lo tiene blindado y sólo le queda esperar a que cumpla el plazo para que sea suyo.
Eso sí, la operación no fue tan pequeña. Todo el local, incluido lo segregado, costó casi un millón de euros y la parte que ocupa Economía y Hacienda, de 716 metros cuadrados, un total de 644.756 euros. El propietario, entre 2003 y 2005, había pagado 270.797 euros. A partir de 2005 lo ha ido pagando con el alquiler que recibe de Esisa y ésta del Ayuntamiento. La fecha de vencimiento del contrato de arrendamiento será en abril de 2015. Si espera un poco más le saldrá todo gratis.
La forma en que se hizo la operación de compraventa y alquiler de la sede de Economía y Hacienda y los plazos de resolución del contrato que puede ser resuelto por cualquiera de las dos partes dan que pensar que el resto de locales se pudieron haber alquilado, dadas las prisas, con vencimientos a cinco o seis años, habida cuenta de que el Gobierno municipal de entonces no esperaba un parón en las obras del Consistorio como el que están sufriendo.
El actual Gobierno municipal se puede encontrar -en el caso de las oficinas de Economía y Hacienda, en 2015- con que el actual propietario resuelva el contrato. Y lo mismo con el resto que estarían en una posición de fuerza ante el Consistorio.
