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Sábado 30/11/2024
 

La empresa de la familia marroquí era tan ruinosa como la de Clemente Ruiz

La Seguridad Social intentó embargarla y a pesar de ello siguieron con su capacidad inversora hasta que el ex cajero fue detenido.

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Para entender por qué levantan sospechas tantos gastos por parte de un empresario que aparentemente no tiene nada que ver con el Ayuntamiento de San Fernando e incluso la relación de amistad y profesional con el ex cajero Clemente Ruiz García es calificada por la Policía como “opaca” en los primeros años, es necesario volver atrás y mantener como una constante algunos datos en el punto de partida de cada conclusión.

Sobre los gastos de Clemente Ruiz García que la Policía considera muy superiores a lo que le permiten su sueldo como funcionario municipal -incluidas herencias y otros ingresos- y sobre todo una empresa como la Inmibiliaria Nora que era una auténtica ruina, ya se ha hablado largamente en los dos años y medio desde que se denunció el robo, desfalco, malversación o lo que termine siendo.

Sobre los gastos de la familia marroquí que como se decía en la edición anterior comenzó a subir coincidiendo con el desfalco municipal y su amistad con el ex cajero, es sobre lo que los investigadores pusieron el ojo desde el primer momento en que solicitaron a la jueza que instruye el caso que les autorizara el registro de todas y cada una de las viviendas en las que se pudiera encontrar documentación que arrojara luz sobre el caso.

Las sospechas estaban más que fundamentadas en la relación de dicha familia con la de Clemente Ruiz, ya que como también se ha dicho, al ex cajero se le encontraron en su mesa de trabajo en la Delegación de Hacienda y en su domicilio libretas de ahorro a nombre de algunos miembros de la familia encabezada por A.B.A.L., una escritura de venta de unos terrenos en Chiclana en los que existe ahora un chalet de inspiración árabe del que se hablará más adelante y el propio Clemente aparece como avalista de tres préstamos concedidos a un hijo de A.B.A.L.

También estaban en poder del Clemente Ruiz escritos de compraventa de pisos y un reconocimiento de deuda por parte del ex cajero a un propietario de San Fernando, por una deuda contraida por el empresario ceutí.
Esto es, documentación suficiente para que los investigadores tomaran conciencia de que entre la familia marroquí y el ex cajero existía una actividad económica que una vez comparada con los datos económicos de las empresas de unos y otros, no se correspondían en absoluto.

Pero si la situación económica de la Inmobiliaria Nora era caótica -el propio Clemente suele decir que vive de alquiler y que no tiene dinero-, los resultados del negocio de venta de vehículos a motor del que Clemente Ruiz también tenía en su casa profusa documentación, incluidas las declaraciones de la renta del empresario, no era mejores.

Siempre en pérdidas
Todos los negocios suelen comenzar teniendo pérdidas y en el caso de la tienda de vehículos de motor de la familia de ascendencia marroquí no iba a ser menos. Desde que fue dada de alta en el Registro Mercantil de Cádiz el 23 de noviembre de 2004 -la baja en la Seguridad Social fue el 7 de enero de 2009- declaró unos resultados de 34.545,97 euros de pérdidas en 2005; un total de 168.241,72 euros de pérdidas en 2006 y la friolera de -328.458,72 euros en el año 2007.

La mala situación del negocio generó débitos a la Seguridad Social que el 22 de abril del año pasado publicaba en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Cádiz una notificación del Ministerio de Trabajo e Inmigración por reclamación de deuda contra A.B.A.L., al resultar ilocalizable. El montante del débito a la Seguridad Social era de 43.762,27 euros, correspondientes al periodo comprendido entre el mes de agosto de 2008 y enero de 2009.

La Seguridad Social ni siquiera ha podido embargar bienes de la empresa de venta de vehículos a motor de la calle San Onofre “al no haber información sobre bienes y derechos suficientes para la liquidación total de la deuda”. Tampoco presentó la empresa los resultados de los ejercicios contables de 2008 y 2009 en el Registro Mercantil, donde sólo constan los ejercicios de 2005 a 2007, todos ellos con pérdidas cada vez más cuantiosas.

En las averiguaciones de la Seguridad Social para cobrar la deuda, muy superior al capital social de la tienda de motos quad, se declara también que la empresa se quedó sin trabajadores el 7 de enero de 2009. Sin embargo, A.B.A.L. no llegó a cumplir con el procedimiento de disolución o liquidación de la empresa.

Clemente Ruiz García llegó a decir en los medios de comunicación que el fracaso de la empresa del empresario ceutí había sobrevenido al conocerse su relación con él, una vez imputado en la malversación de fondos el 1 de abril de 2009, aunque los números demuestran que las pérdidas progresivas parten del principio mismo del negocio.

Siguen invirtiendo
Y lo más curioso -y ahí es donde los investigadores aumentan sus sospechas de una relación entre los dos casos, el del negocio fallido y el alcance de la Caja municipal- es que los fracasos económicos de la familia marroquí, lejos de suponer un freno a su capacidad inversora, la mantienen e incluso la aumentan.

Por ejemplo, otro de los hijos de A.B.A.L. -ya se ha dicho que la unidad familiar vive de la misma actividad- firmó un contrato de compraventa el 7 de febrero de 2009 sobre un local de la calle San Onofre 7 y 9 que costaba 716.400 euros. En ese mes entregó al vendedor 7.200 euros y al mes siguiente, 12.000 euros.

El mes siguiente, precisamente cuando detuvieron a Clemente Ruiz García, ya no se hicieron más pagos sobre la compra del local, que dicho sea de paso era el mismo que A.B.A.L. tuvo alquilado entre diciembre de 2007 y junio de 2008 pagando mensualmente y en efectivo 1.976 euros.

La suspensión de los pagos a partir del mes de abril de 2009 por parte de A.B.A.L. o algunos de sus familiares no se limita a la ambiciosa compra del local de la calle San Onofre, sino también a la compra de materiales de construcción que A.B.A.L. recibía del mismo propietario del local.

El empresario marroquí había comprado material de construcción por un montante de 25.000 euros de los cuales abonó de manera fraccionada 10.000 euros, hasta que en abril de 2009 dejó de pagar al proveedor.

Como se puede observar y siempre recordando que la familia marroquí no está imputada en nada y ni siquiera, al menos que se sepa, ha sido llamada a declarar, lo que levanta las sospechas de los investigadores siempre es la capacidad inversora del empresario de un negocio ruinoso y que esa capacidad desapareciera justo cuando detienen a Clemente Ruiz.

Hasta tres viviendas alquiladas que dejan de pagar en 2010
Las libretas de ahorro encontradas a Clemente Ruiz en la mesa de su despacho a nombre de A.B.A.L. y esposa y uno de sus hijos y esposa no estaban simplemente custodiadas por el ex cajero, sino que éste operaba sobre ellas a través de ingresos de diferentes cuantías, generalmente pequeños.

Clemente Ruiz y su esposa avalaron un préstamo hipotecario a uno de los hijos de A.B.A.L. por valor de 18.000 euros y periódicamente se ingresaban cantidades que el propio Clemente ordenaba, a veces a través de una empleada de la Inmobiliaria Nora y cubriéndose prácticamente la cantidad del préstamo.

Sin embargo, sí existe constancia de que el propio Clemente Ruiz García, generalmente o a través de algunos de sus empleados, ingresó dinero en la cuenta de uno de los hijos de A.B.A.L. por valor de 48.000 euros, siempre en pequeñas cantidades y como curiosidad, antes de comenzar su horario laboral o inmediatamente después de terminar el trabajo.

Viviendas
Pero volviendo a la familia marroquí, de la que se partía que se trataba de un humilde tendero cuya suerte cambió a partir del año 2003, de la casa de alquiler en la zona de San Ignacio pasaron a tener hasta tres viviendas unifamiliares en la zona de Camposoto, aunque los investigadores sólo han podido certificar el pago de 84.233 euros de dos de las viviendas. Como es ya habitual, el alquiler de las viviendas ha dejado de pagarse en 2010 y la familia de origen marroquí también se encuentra en los juzgados denunciados por la propiedad de las mismas por impago.

Para más abundar en las intensas relaciones entre las dos familias, se puede comprobar que Clemente Ruiz García y la familia de origen marroquí ha tenido relaciones comerciales mutuas -ambas han participado en la formalización de cuatro escrituras-, de la misma forma que Clemente Ruiz y su esposa vendieron un inmueble al hijo de A.B.A.L. por un valor de 100.000 euros o que la familia Ruiz aparece como fiador de la misma persona por un préstamo de 35.000 euros.

El propio Clemente aporta pistas sobre una de las operaciones conjuntas que constan en los registros de la propiedad, concretamente sobre un inmueble de la calle Martínez Pepiño número 1.

El matrimonio Ruiz vendió el inmueble al hijo de A.B.A.L. y su esposa escriturándose en 100.000 euros a la vez que se tramitaba un préstamo hipotecario por 150.000 euros. La hipoteca pendiente del inmueble era de 87.855 euros, que se cancelaron, quedando en efectivo unos 60.000 euros de la hipoteca de 150.000 euros.

Esa misma vivienda se vendió luego en 150.000 euros a otra inmibiliaria, por lo que se pudo pagar la hipoteca del mismo valor. El ex cajero, en declaraciones al diario La Voz de Cádiz, reconoció que ganó 42.000 euros en la operación inmobiliaria.

Por cierto, la pareja marroquí, hijo y nuera de A.B.A.L., nunca ocupó la vivienda en cuestión hasta el punto de que la empresa que la compró siempre tuvo por dueños a la familia Ruiz. El hijo de A.B.A.L. y su esposa sólo aparecieron en el momento de la firma de compraventa.

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