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Miércoles 27/11/2024
 

Arcos

Represión fascista y entronización del crucifijo en las escuelas de Arcos

"Aparte de la represión física, a través del exterminio del cuerpo de docentes, el gobierno dictatorial franquista implantado en Arcos desde julio, llevó a cabo una hipócrita y desvergonzada “justicia al revés”

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Llegado el mes de septiembre de 1936, en Arcos de la Frontera, ocupado por los golpistas desde el 21 de julio, los preceptos reaccionarios y conservadores propugnados por los sublevados se ponían en práctica en las escuelas. El verano estaba siendo un horror: “paseos”, vejaciones, aceite de ricino, pelados, venganzas, asesinatos, desapariciones, cadáveres en las cunetas, camiones que dejaban un rastro de sangre en la calle, llamadas a filas, impotencia, destierros y exilios; terror, mucho dolor y un miedo que aún hoy es palpable en los ojos de los que fueron niños entonces. Niños huérfanos cuyo último recuerdo que tienen fue ver cómo arrancaban a sus padres de su hogar, y que tenían pocas opciones para sobrevivir si no querían internarse en Los Salesianos, pues en este centro, bajo la doctrina católica, podían acceder a un sustento alimenticio. Otra práctica familiar para esquivar los males del hambre fue llevar a los huérfanos, por gracia y misericordia de los fascistas, al actual Palacio del Mayorazgo donde estaba situado el Comedor Social, lugar en el que un voluntariado femenino y falangista realizaba la labor cristiana para con niños huérfanos. Unos niños y niñas que no tenían padre gracias al golpe protagonizado por Falange. Un golpe a la democracia republicana que fue adornado y fomentado desde la Iglesia con la premisa de ser una “cruzada nacional-católica”.

Años atrás, la educación en Arcos había dado un importante avance cuantitativo y cualitativo ya que, debido al crecimiento poblacional de unos 2.000 habitantes entre 1925 y 1936, y gracias a la política republicana de creación de escuelas, se erigieron en Arcos once nuevas escuelas entre 1931 y 1932 añadidas a las ya existentes. Estas escuelas estaban situadas en distintas zonas del término: el Barrio Bajo, Las Nieves, El Pósito, Tras Los Molinos, en el actual “El Barrio”, Jédula y la Parrilla. Asimismo, justo un día antes del golpe de Estado, el 17 de julio se había aprobado en sesión plenaria la construcción de otras cuatro escuelas en Jédula, Las Abiertas, Junta de los Ríos y la Parrilla. La dotación de personal cualificado fue otro logro del gobierno republicano ya que había que completar estas escuelas. Para ello, el ministerio de Fernando de los Ríos, durante estos años preparó a 10.000 nuevos maestros.

Tras el golpe de Estado del 18 de Julio, se produce una purga en un ámbito, la Educación, que sin duda fue uno de los grandes pilares de la política republicana. La paradoja fue que los docentes eran en sí mismos por sus ideas avanzadas, su moderna pedagogía y laicismo, representantes simbólicos de lo que había sido la política educativa republicana. Aspectos que, según los cánones reaccionarios propios de los sublevados, había que exterminar. Fueron muchos los maestros arcenses expedientados tras el Golpe, tan sólo hay que hacer una búsqueda rápida en el Centro Documental de la Memoria Histórica para comprobarlo. A día de hoy sabemos con certeza que al menos dos fueron asesinados. El primero, Joaquín Vázquez Rodríguez, quien había sido uno de los grandes impulsores del Partido Republicano Radical-Socialista en 1931, y que había tomado partido por el Frente Popular en 1936, formaba parte de la Comisión que dirigía el Ayuntamiento de Arcos a la llegada del Golpe. Cuando fue sacado violentamente de su casa, y asesinado, dejaba viuda e hijos. Otro de los asesinados fue Cristóbal Castillo Rodríguez. Este arcense había sido becado por el municipio arcense a finales de los años veinte, y de la misma forma a comienzos de los treinta para que pudiese completar sus cursillos que lo cualificaban como maestro. En las vísperas del Golpe tenía su destino como maestro en la escuela de El Tempul y fue asesinado en Arcos, en la zona del Cortijo Nuevo.

Aparte de la represión física, a través del exterminio del cuerpo de docentes, el gobierno dictatorial franquista implantado en Arcos desde julio, llevó a cabo una hipócrita y desvergonzada “justicia al revés”. Un ejemplo de ello es la diligencia que envía el entonces alcalde de Arcos al gobernador civil de la provincia el 16 de septiembre de 1936, donde señala que Joaquín Vázquez incurrió “en falta de presentación hoy a sus clases”, cuando dicho maestro nacional había sido asesinado hacía un mes, el 13 de agosto según el registro civil. Esta patraña, muy común en la época, no fue más que una inmisericorde forma de justificar su despido y premiar a otros que se habían alineado con los preceptos del régimen, por ser “buenos patriotas”. Fue el caso del exalcalde republicano radical Francisco Orellana López, sustituto de Joaquín Vázquez en la Escuela Unitaria número 8 del Barrio Bajo.

El 15 de septiembre, tres días después de que el autobiográfo libertario Manuel Temblador saliera a escondidas de Arcos, se celebraba en todas las escuelas de nuestro pueblo lo que se llamó la entronización de Santo Crucifijo. Un acto religioso que venía a sacralizar a la escuela como espacio de instrucción de las doctrinas católicas. De la misma forma, los maestros y maestras inauguraban el curso, “habiendo advertido [desde el Gobierno golpista] a todos la obligación de inculcar a los niños diariamente ideas de sano patriotismo y completa moralidad que inspiran las disposiciones de la Junta de Defensa Nacional de Burgos”. Y es que se ensalzaba la idea de “[procurar] a todas horas que [la educación] responda a las verdaderas conveniencias nacionales (…) con orientación moral hacia una España nueva”. Aunque el pueblo de Arcos no se había enfrentado al “Glorioso Movimiento Nacional” militarmente, sufría la voraz represión fascista. Por ende, la Escuela, símbolo del laicismo republicano y de la nueva pedagogía europea impulsada en España desde la Institución Libre de Enseñanza, se convertía en un ámbito que había que depurar “punitiva y preventivamente”.

Fuentes: - Archivo Histórico Municipal de Arcos de la Frontera.  Pettengui Lachambre, J.A. La escuela derrotada: depuración y represión en el Magisterio en la provincia de Cádiz (1936-1945). Publidisa, 2005. - Caro Cancela D. “La depuración de los funcionarios en Andalucía. Estado de la cuestión” en Las heridas se curan con más verdad. Pp.69-90. Fundación Alfonso         Perales, 2014.

Antonio Ortega Castillo es Licenciado en Historia y
máster en Estudios Hispánicos. ant.ortegacastillo@gmail.com ï‚·

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