Quedamos a las cinco de la tarde en la plaza de las Monjas, “uno de mis sitios preferidos de Huelva”. Yo llego a las cinco y cuatro; él, a las cinco y cuarto. “No te enfades por el retraso porque de cuatro a cuarto sólo cambia la posición de una letra, así que es como si casi hubiéramos llegado a la misma hora”. Esta fina tontería define el carácter de un hombre marcado por el sentido del humor. Marcos Arizmendi, humorista onubense de prestigio nacional, será el encargado de pregonar esta noche, a partir de las 21 horas en la Casa Colón, el Carnaval Colombino, “una fiesta de la que me estoy empapando”. En la entrevista concedida a Viva Huelva, nos cuenta sus sensaciones previas y desglosa, a lo justo, la estructura de un pregón que no dejará a nadie indiferente.
¿Cuál es tu relación con el Carnaval Colombino?
–¿Quieres que me ponga profundo? (Risas). Mi relación nace cuando Juan Antonio Quintero me pilló en Granada y me dijo que me iba a proponer para ser pregonero, y dije que pefecto, sin anestesia ni nada. Se lo dije a mi mujer que venía conmigo, y he de reconocer que me puse nervioso. Aparte del Gran Teatro, que lo he empezado a conocer este año, el entierro del choco y la cabalgata, del Carnaval, si te soy sincero, no conocía apenas nada. Sin embargo ahora me estoy empapando de todo. Me puedes preguntar lo que quieras. Venga, pregúntame otra.
¿Cuál es el coro que más te gusta de los que actúan en Huelva?
– ‘Los Viudos Alegres’ y ‘Dimes y Diretes’. Pero bueno, espera que en Huelva no hay coros. Qué ca..., ahí me has cogido, jejejeje.
¿Cómo vas a estructurar el pregón de esta noche?
–Ya está hecho. Hombre, si no lo tuviera hecho sería pa’ matarme. Lo que todavía no tengo cerrado es el tema del disfraz. El pregón está muy rematado, con mucho tinte de humor porque es a lo que me dedico, pero profundizando también en Huelva, sus gentes, su Carnaval, su historia, los carnavaleros de antes, los de ahora... Creo que está muy rematado para que le guste a todo el mundo, y creo que la gente se va a reír, porque me voy a reír hasta yo.
¿Qué disfraces estás barajando?
–Si te digo la verdad, al principio no tenía pensado disfrazarme, porque no soy de disfrazarme, pero después, conforme se ha ido acercando la fecha pensé que si no me disfrazo la iba a cagar. Así que tengo pensado ponerme el chaqué de mi boda, que tengo que darle uso, un chalequillo como de brillante, con una pajarita, un sombrero de copa y un bastón a juego. Algo así como elegante e informal. No sé, la verdad que le estoy dando muchas vueltas. Al final iré de buzo, jejeje.
¿Será un pregón exclusivamente humorístico o tendrá también una perspectiva crítica y reflexiva?
–La crítica ácida siempre se hace de forma sátira. Voy a hacer una poesía final muy buena en la que repaso la zona azul, el paro, los locales de los chinos, las rotondas, de todo un poco. A nivel general, no me suelo meter mucho con la gente; me meteré lo suficiente, pero con cariño.
¿Qué es lo que Huelva tiene más que elogiar y más que criticar?
–A mí me gusta Huelva desde el principio hasta el final. Cada rincón y cada calle para mí es un recuerdo, una vivencia. Huelva para mí es preciosa. Su comida, su luz, que estamos en febrero y parece que ya es primavera... El único pero que le puedo poner a mi ciudad es la fábrica. Sé que hay muchas familias comiendo de ella, pero si nos la pudiéramos llevar un porquito más pa llá para que no contaminara tanto el aire y no hubiera tantos problemas de cáncer, y que nadie perdiera su puesto de trabajo, sería mejor. Nuestros padres se bañaban en la Ría junto a Colón, y ahora andas por el agua como Jesucristo.
¿Somos los andaluces los más graciosos de España?
–Gustamos. A la mayoría de la gente le gusta el rollo que llevamos los andaluces, por nuestra forma de expresarnos, de hablar, de contar las cosas...
Aprovecha para animar a la gente de Huelva a que acudan al pregón de esta noche
–Me encantaría que estuviera lleno, pero no por mí, sino por el Carnaval. Del Carnaval es de lo que menos se habla en Huelva, e igual que lo estoy conociendo yo, me gustaría que la gente conociera el Carnaval de Huelva. Huelva debería quererse más, porque de Huelva se habla muy bien fuera y los de aquí la critican más que la admiran. Aquí tenemos prácticamente de todo, lo único que le falta a Huelva es un Donking-Donuts.