Deja de preocuparte, los espejos no valen, resultan objetos inútiles, caminos desarbolados, pasiones sin correspondencia, manos sin uñas...Quedaste intacto, guapo, eterno .Perenne, desde esa noche del primer mordisco, mejor dicho, aquella madrugada donde pavoneándote pedias a gritos ser vampiro. Nunca sabré si realmente tenías mucho alcohol en la velocidad de tu sangre. Esas ucranianas que visitaban tu pueblo, eran unas bombas de relojería... En fin… Al escucharte, mi corazón supuestamente muerto hace siglos, despertó del letargo viendo la curvatura de tus cejas cetrinas, tu torso duro, medio rasurado. Tus labios oscuros llenos de mentiras mal pensadas. Tus piernas fuertes, lanzas a punto de ser enviadas hasta el final de los tiempos, me hicieron recapacitar ¿Y que tal un compañero para aliviar esta soledad larga como un rio ciego? Alguien entendedor de tierras de cementerio, del viaje hipnótico que es la inmortalidad. Un cómplice amante del meta-placer, lo demás es puro cuento, lo que flota alrededor es frialdad, hartazgo, cautela. Aun no reconozco la ventaja, atravesar el tiempo viendo a los demás degenerándose, perdiendo brillo y belleza. Un asalto constante, depredador de las horas engullendo la juventud, el gozo de no ser conscientes, vigilado por un atroz calendario. Lo normal al final acaba siendo inútil. ¿A quién carajos le importan esos pájaros que sobrevuelan el mundo para señalar el cambio de las estaciones?
Ahora tu lógica se invertirá. Saldrás por las discotecas, los parques públicos, los lugares de ligue a buscar sangre… Un artista, trabajando en el descanso del mundo. Adivinarás el futuro de tus hambres, golpearás con la poesía de tu voz el entendimiento de los seres corrientes. Fascinarás…y cuando se distraigan, su vena yugular será la puerta de un paraíso breve, fatal e intenso como un buen orgasmo.
Apenas aparezca una iglesia en tu camino, disimularás... Las cruces se harán menos divertidas. Entenderás su trágico significado, su poder acuciante, omnipresente sobre la libertad de elegir. Su cadena hacia el dolor, el dominio sobre el libre albedrío, esas ganas demenciales de sometimiento expansivo. Ofertando una nada vergonzosa, baldío premio. La vida eterna no tiene razón sino es para vivirla. Acabamos hechos polvo en un ataúd. No hay cobertura telefónica para ratificar si después de la muerte, existe algo menos doloroso que la vida misma.
El aire será tu vehículo, las madrugadas violetas, el mar donde navegarás buscando sangre. Quedaste eternizado en tus treinta y cuatro años. Ni un pedazo de tu piel sabrá del paso destructivo de los segundos, vale la pena quedarse así, estacionado en esa edad ambivalente. No es la madurez, ni la juventud. Tu sexo jugará interminables opciones, después de cada baño, el agua será lo único envejecido por su propia naturaleza. Tu cuerpo se hará un cebo apetitoso para atraer irremediablemente a quienes te tienes que beber. La soledad crecida tendrá el color del musgo sobre las piedras, desgraciadamente serás amargamente feliz…”Madurar es darte cuenta de que ya no vas a ser astronauta”.
Espero que mi regalo haya caído en buena s manos. Muchas veces me he equivocado. Creando vampiros locos, vengativos, feroces. Viven sin atinar, fallando con su trozo infinito de eternidad. Han tomado cargos importantes, su inmortalidad malsana los ha obligado a declarar guerras, subir impuestos, aliarse estúpidamente con las religiones, crear caos en el planeta.
De todas maneras si te aburres, alejado del mundo, busca a quien es mi última joya de la transformación. Vive en Alemania. Tiene aspecto anodino. Feos pies, ropas de baño floreadas en gris. Le chifla jugar con el poder, más que con sus pezones duros, atraídos por el peso de la gravedad.
Ella solo aprendió a trabajar. Cargando una corrección soportada por quienes carecen de fantasías. Nunca se atrevió a reclamarle a su dios Demócrata Cristiano una vida tan sosa, estéril. Sumando eso, nunca conoció el amor, ni la tragedia maravillosa de una pasión. Una madrugada la sorprendí diciendo discursos frente al espejo: parecía una niña encantadora, comida por el gusano de su propia soledad. Una muñeca alemana olvidada en un almacén bombardeado. Compadecido, febril y hambriento la mordí en el metro de Berlín. Ella paseaba la noche, víctima de dietas, ebria de insomnio y ganas de morir. En su sangre había ambiciones surreales, ganas de vengarse. Era mayor al hacerla mía y reconozco, he llegado a temerle. Su dolor inexplicable causa desolación, su corta imaginación no es digna de haber nacido en Hamburgo, ciudad de placeres extraños.
Como toda “demonia” en principio fue un ángel, así la bautizamos: Angela. Paradójicamente ella supo que nunca sería una apetecible hamburguesa.
Es la primera mujer desde que nació el Estado alemán (1870), y también la primera persona originaria de la extinta República Democrática Alemana (RDA, comunista), que asume la jefatura del Gobierno federal.
Gracias a ella he descubierto que “De niño le tenía miedo a la oscuridad, de grande le tengo miedo a la luz, al agua, al teléfono, al gas y al cable. “
A los dos les recomiendo, salir por allí. Ella sabe perfectamente lo usos de la falta de compasión ¡Jueguen! ¡Distráiganse!. Súbanle el miedo a toda Europa. Exageren la angustia cada fin de mes. Organicen cazas de parados, quítenles educación al mundo, timbren la sensación de desamparo .Recorten sanidad, desarmen la ley laboral, dejen a los ancianos en la inseguridad de morir tranquilos. Instauren ferias donde las primas de interés, la Bolsa de Valores sean los motivos para reír hasta quedar rendidos. Hagan lo posible para que nadie tenga sosiego. Pongan en sus periódicos la siniestra palabra: ¡Rescate! Que nadie se entere que es más bien, un secuestro orquestado.
¡Bailen Vampiros! ¡Bailen! Vampiros, no conviertan a nadie más. El cupo esta completado.
Punta Umbría
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