Ya es una realidad el acuerdo a tres bandas entre el Ayuntamiento de San Fernando, el Obispado y una promotora de la ciudad para desarrollar y dar actividad al antiguo Convento de las Madres Capuchinas que está en desuso tras la marcha de las últimas religiosas en 2017.
Se trata de unas instalaciones de más de 7.000 metros cuadrados, con un amplio huerto y jardín, y en el centro de la ciudad. La actuación prevista supone que el claustro del antiguo convento se convierta en una residencia de personas mayores. Además, como parte del acuerdo el Ayuntamiento recibirá la cesión de la antigua capilla del convento y sus espacios anexos, que se adaptará como equipamiento y que el Consistorio tiene previsto ofrecer al Consejo Local de Hermandades y Cofradías para ser sede administrativa, pero también como lugar de actos culturales.
En cuanto a la antigua huerta, se la previsto el desarrollo de un importante parque de viviendas, de un lado con régimen de alquiler para jóvenes y mayores, así como de protección y otras 60 casas en venta libre.
Ya se ha firmado la compraventa entre Obispado que es el titular del antiguo convento y la promotora por lo que la operación ya ha pasado por la comisión municipal de Patrimonio. Ahora deben continuar los trámites patrimoniales y urbanísticos para definir con exactitud todos los aprovechamientos y también redactar el proyecto.
Con este paso se hace un plan de desarrollo para uno de los grandes terrenos que el Obispado mantenía en el centro sin actividad desde hace seis años.
La história del convento
Tal y como relató José Moreno Fraile, en el digital Información de San Fernando, tras 128 años de presencia, la comunidad religiosa abandonó las instalaciones.
Fue por breve pontificio del Papa León XIII de 23 de junio de 1886 se aprueba la fundación del convento. Sería posterior a este breve cuando el Cardenal Arzobispo de Sevilla autoriza en septiembre la salida de cinco monjas del convento de Madres Capuchinas de San Miguel, de El Puerto de Santa María. Sor María Josefa Teresa Magón de Campaneu y Casaux fue la gran precursora de este convento. Junto a María Teresa Magón, la que fue primera abadesa Llegaron a San Fernando 15 monjas, cinco profesas y diez novicias.
Las obras de la capilla comenzaron en octubre de 1910 y fue bendecida el 21 de noviembre de 1912 por el obispo José María Rancés y Villanueva, en un acto de extraordinaria brillantez y tras una procesión del clero desde la iglesia Mayor hasta este convento.
