?En Unicef hemos pasado de dar pescado a enseñar además a pescar?
La organización está inmersa en un programa para llevar la solidaridad a las escuelas
El que fuera presidente de la Diputación de Huelva durante la década de los 90 dedica en la actualidad parte del tiempo del que dispone en su jubilación a presidir la Asamblea Local de Unicef en Huelva, tarea que ocupa desde 2004. Con 2.500 socios en la provincia, la organización no deja de buscar apoyos. El último proyecto es ‘Enrédate con Unicef’, un programa que se llevará a las escuelas para fomentar la solidaridad entre los adolescentes porque, subraya Prieto, crear conciencia es fundamental en la lucha contra la pobreza.
Cuánto tiempo lleva funcionando la organización en la provincia?
–Yo creo que lleva bastante tiempo, quizás veinte años, lo que pasa es que ha habido un momento en que han faltado voluntarios y estuvo sin existir como comité y se dirigía desde el regional, aunque socios siempre ha habido, antes unos 500 y ahora 2.500.
-¿Qué hay que hacer para ser socio de Unicef?
–Simplemente solicitarlo, bien mediante la página web de internet o acercarse a la sede (c/ Berdigón, 29) y cumplimentar el impreso y comprometerse a una cuota voluntaria, que además se desgrava en la declaración de impuestos.
-¿Cómo funciona la organización? ¿Cómo se canalizan las ayudas?
–Todo lo que se recauda aquí va al comité andaluz, después al federal, que a su vez está vinculado al comité europeo porque Unicef es un agencia de las Naciones Unidas que se crea a raíz de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los niños de los países destruidos y después la ONU la incluye dentro de sus organismos. Su trabajo ha sido siempre a favor de la salud, la educación y de las mejoras de las condiciones de la infancia en todo el mundo sin distinción ni de razas ni de creencias religiosas porque tiene un carácter universalista.
-¿Qué campañas destacadas está desarrollando Unicef en estos momentos?
–Hay unas campañas continuadas, que es lo que llamamos la emergencia silenciosa, que es la ayuda continua para la mejora de las condiciones de los niños sin que haya ocurrido ninguna catástrofe especial más que la gran catástrofe que es la pobreza y la falta de recursos de muchos países, y después hay ayudas puntuales como ha ocurrido con el desastre de Haití y con el de Chile, que normalmente las presta con mucha rapidez porque lleva tiempo trabajando el país. Se ha pasado de la ayuda humanitaria a encauzar su actividad hacia proyectos de cooperación al desarrollo. Hemos pasado de dar pescado a enseñar a pescar, aunque se hacen las dos cosas.
-Desde su fundación en 1946 Unicef ha prestado ayuda a millones de niños pero sigue habiendo millones en la pobreza extrema y sufriendo abusos ¿Qué medidas deberían emprenderse para combatir esta situación?
–Lo primero una tarea de concienciación, de saber que en todas las situaciones de pobreza la infancia es la que está en situación de mayor riesgo y la prueba está en que en los países del Tercer Mundo se da la explotación de la infancia en todos los sentidos, desde la violencia sexual, hasta la obligación de trabajar en vez de estar jugando y educándose, sin olvidar situaciones extremas como la de los niños soldados en algunos países de África.
-¿Cuáles serían los puntos más conflictivos en estos momentos en cuanto a los derechos del niño?
–Todavía queda mucho que hacer en algunos países en cuanto a las enfermedades, el problema del sida sigue siendo muy importante, especialmente en África, donde trabaja mucho Unicef; y luego la alimentación básica y la educación; la lucha contra la violencia que se ejerce sobre niños y niñas, y la educación son las tareas primordiales en estos momentos.
-No parece que los objetivos del milenio se vayan a cumplir ¿qué sería necesario para lograr los objetivos?
–Que los países desarrollados se comprometieran con el 0,7% de los presupuestos y una verdadera conciencia, pilotada por Naciones Unidas, de que hay que luchar contra la pobreza y poner a todos los países en el camino del desarrollo, algo muy difícil porque hay países que están muy lejos de lograrlo, pero al menos marcarnos esta meta, que son objetivos básicos.
-¿Se ha marcado el objetivo de aumentar el número de socios?
–Sí. Fundamentalmente Unicef se financia con las aportaciones de las instituciones públicas, y después están las aportaciones de empresas particulares e instituciones como el Barcelona, que nos ha venido muy bien. Aquí colabora la Autoridad Portuaria o la Diputación, que tiene una aportación clave. Hay una aportación importante con las tarjetas postales de Navidad, que se está perdiendo con los mensajes de móviles y que aprovecho para decir que no se olviden de felicitar con una tarjeta de Unicef. En Huelva procuramos buscar apoyos con los trofeos deportivos en los municipios, y luego hay una cena que organizamos dentro de los actos del Festival de Cine que nos sirve para darnos a conocer y recaudar fondos. Ahora estamos participando en unos conciertos solidarios con Haití que ha organizado la Diputación con muchas escuelas de música municipales y vamos a iniciar un programa en las escuelas que se llama ‘Enrédate con Unicef’, con lo que se va creando una creencia solidaria entre los adolescentes.
Cuánto tiempo lleva funcionando la organización en la provincia?
–Yo creo que lleva bastante tiempo, quizás veinte años, lo que pasa es que ha habido un momento en que han faltado voluntarios y estuvo sin existir como comité y se dirigía desde el regional, aunque socios siempre ha habido, antes unos 500 y ahora 2.500.
-¿Qué hay que hacer para ser socio de Unicef?
–Simplemente solicitarlo, bien mediante la página web de internet o acercarse a la sede (c/ Berdigón, 29) y cumplimentar el impreso y comprometerse a una cuota voluntaria, que además se desgrava en la declaración de impuestos.
-¿Cómo funciona la organización? ¿Cómo se canalizan las ayudas?
–Todo lo que se recauda aquí va al comité andaluz, después al federal, que a su vez está vinculado al comité europeo porque Unicef es un agencia de las Naciones Unidas que se crea a raíz de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los niños de los países destruidos y después la ONU la incluye dentro de sus organismos. Su trabajo ha sido siempre a favor de la salud, la educación y de las mejoras de las condiciones de la infancia en todo el mundo sin distinción ni de razas ni de creencias religiosas porque tiene un carácter universalista.
-¿Qué campañas destacadas está desarrollando Unicef en estos momentos?
–Hay unas campañas continuadas, que es lo que llamamos la emergencia silenciosa, que es la ayuda continua para la mejora de las condiciones de los niños sin que haya ocurrido ninguna catástrofe especial más que la gran catástrofe que es la pobreza y la falta de recursos de muchos países, y después hay ayudas puntuales como ha ocurrido con el desastre de Haití y con el de Chile, que normalmente las presta con mucha rapidez porque lleva tiempo trabajando el país. Se ha pasado de la ayuda humanitaria a encauzar su actividad hacia proyectos de cooperación al desarrollo. Hemos pasado de dar pescado a enseñar a pescar, aunque se hacen las dos cosas.
-Desde su fundación en 1946 Unicef ha prestado ayuda a millones de niños pero sigue habiendo millones en la pobreza extrema y sufriendo abusos ¿Qué medidas deberían emprenderse para combatir esta situación?
–Lo primero una tarea de concienciación, de saber que en todas las situaciones de pobreza la infancia es la que está en situación de mayor riesgo y la prueba está en que en los países del Tercer Mundo se da la explotación de la infancia en todos los sentidos, desde la violencia sexual, hasta la obligación de trabajar en vez de estar jugando y educándose, sin olvidar situaciones extremas como la de los niños soldados en algunos países de África.
-¿Cuáles serían los puntos más conflictivos en estos momentos en cuanto a los derechos del niño?
–Todavía queda mucho que hacer en algunos países en cuanto a las enfermedades, el problema del sida sigue siendo muy importante, especialmente en África, donde trabaja mucho Unicef; y luego la alimentación básica y la educación; la lucha contra la violencia que se ejerce sobre niños y niñas, y la educación son las tareas primordiales en estos momentos.
-No parece que los objetivos del milenio se vayan a cumplir ¿qué sería necesario para lograr los objetivos?
–Que los países desarrollados se comprometieran con el 0,7% de los presupuestos y una verdadera conciencia, pilotada por Naciones Unidas, de que hay que luchar contra la pobreza y poner a todos los países en el camino del desarrollo, algo muy difícil porque hay países que están muy lejos de lograrlo, pero al menos marcarnos esta meta, que son objetivos básicos.
-¿Se ha marcado el objetivo de aumentar el número de socios?
–Sí. Fundamentalmente Unicef se financia con las aportaciones de las instituciones públicas, y después están las aportaciones de empresas particulares e instituciones como el Barcelona, que nos ha venido muy bien. Aquí colabora la Autoridad Portuaria o la Diputación, que tiene una aportación clave. Hay una aportación importante con las tarjetas postales de Navidad, que se está perdiendo con los mensajes de móviles y que aprovecho para decir que no se olviden de felicitar con una tarjeta de Unicef. En Huelva procuramos buscar apoyos con los trofeos deportivos en los municipios, y luego hay una cena que organizamos dentro de los actos del Festival de Cine que nos sirve para darnos a conocer y recaudar fondos. Ahora estamos participando en unos conciertos solidarios con Haití que ha organizado la Diputación con muchas escuelas de música municipales y vamos a iniciar un programa en las escuelas que se llama ‘Enrédate con Unicef’, con lo que se va creando una creencia solidaria entre los adolescentes.
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