Para Savater, Historia de la filosofía. Sin temor ni temblor (Espasa) es un “homenaje” al primer libro de filosofía que leyó, La sabiduría de Occidente, de Bertrand Russel, que despertó una vocación que mantiene medio siglo después, y con el que pretende concluir con el “aura intimidatoria” que rodea a todo lo que suena a filosófico.
Ante la constatación de que la filosofía produce en muchas personas “rechazo y escalofríos”, el escritor narra de una forma amena y clara una historia de la filosofía “más movida y accidentada de lo que la gente cree”, contando las persecuciones que sufrieron y los “subterfugios” que utilizaron pensadores de todos los tiempos.
Para ello, Fernando Savater ha contado con la valiosa ayuda de su hermano, el pintor Juan Carlos Savater, quien ha trabajado unas cuidadas ilustraciones en las que los filósofos no debían aparecer “ni como pitufos, ni como sesudos y serios pensadores”.
Según el escritor, su hermano ha logrado lo que él quería con creces. “A mí me gustaría que el texto estuviera a la altura de los dibujos”, ha señalado.
A pesar de que Fernando Savater comprende a quienes se acercan a la filosofía “con temor” por reconocer que a él le sucedía lo mismo con el álgebra, el filósofo cree firmemente que siempre será más fácil el acercamiento si piensas que “no es un libro de auto-ayuda”, sino que trata de dar respuesta a preguntas como la muerte o la vida.
Con el fin de hacerlo “más útil” académicamente, el libro recoge una cronología final que ayuda a no perderse por las diferentes épocas e incluye información sobre los filósofos y la época en que vivieron, la escuela a la que pertenecieron, sus principales obras y el contexto histórico en que les tocó vivir.
Según Savater, los años de la última infancia y la primera adolescencia son los ideales para iniciarse en la filosofía, aunque aclaró que esta obra no pretende ser “el final de un camino, sino el principio; es un libro de introducción”.
Con su publicación, el escritor da por concluido un ciclo pedagógico sobre la filosofía que empezó con dos libros sobre la razón práctica –Ética para Amador y Política para Amador– y el repaso general de los principales temas de la filosofía que introdujo en Las preguntas de la vida.
En el que se publica ahora, el filósofo admite que su volumen limitado le ha obligado a realizar una selección de pensadores, aunque había algunos como Sócrates, “la figura más emblemática de la filosofía”, que no podía dejar de citar.
La obra concluye con una ilustración de su hermano en la que aparece Fernando, junto a los dos niños protagonistas del libro, en una clase de filosofía impartida por Bertrand Russell, su iniciador en esta ciencia, y un texto que recuerda que cuando escribía el penúltimo capítulo en un pueblo mallorquín, ETA asesinó a pocos kilómetros a dos guardias civiles.
“Vayan estas líneas como homenaje a ellos, así como a todos los que nos ayudan a vivir sin temor ni temblor: pensar es siempre pensar contra los terroristas de cualquier ralea”, concluye.