Durante hora y media, 250 reclusos han podido evadirse de su rutina diaria y han reído con La gallina ciega, una obra en formato de cámara de la Ópera Cómica de Madrid y Concerto XXI.
La zarzuela de Manuel Fernández Caballero, cuya representación ha sido posible gracias al Proyecto Social del Teatro Real y a la solidaridad de los intérpretes, ha borrado por un tiempo el amargor de pasar las Navidades lejos de la familia.
Los presos, mujeres y hombres que esperaban ilusionados el comienzo de la función, han interrumpido en varias ocasiones la representación con sus aplausos y han celebrado con ahínco los enredos y picardías de la simpática trama.
Elementos políticamente incorrectos, pero desarrollados con mucho humor, como incesto amoroso, paternidades desconocidas o pánico a la suegra, han hecho las delicias del auditorio, cuya calidez ha terminado venciendo las bajas temperaturas de un centro cercano a la sierra madrileña.