Juan Antonio y Alma, estudiantes de primero del ciclo de FP de Informática, no ocultan su contento porque han sumado una decena de compañeros para la puesta en marcha del
grupo de estudiantes pro visibilidad Lgtbi+ en el Instituto de Enseñanza Secundaria
Nuestra Señora de los Remedios, de Ubrique en apenas un par de semanas. Aunque, por el momento, se marcan objetivos a corto plazo.
“La respuesta ha sido muy buena”, celebran al otro lado de la pantalla, durante una videollamada, acompañados de Gonzalo-Félix Jawara, profesor de informática en el centro, coordinador del programa de Hábitos de Vida Saludable y supervisor del recién creado del grupo, pero
“vamos paso a paso”.
“Con esta actividad nos ceñimos al cumplimiento de la legalidad vigente, en concreto en relación al
Plan de Igualdad de Género en Educación de la Junta de Andalucía y a la Ley de Iugadad Lgtbi+, aprobada por unanimidad en el Parlamento”, explica. “Y conseguimos trabajar estos temas de manera
transparente, integradora, inclusiva y participativa”, añade.
Los carteles no son suficientes. El activismo es necesario porque
“aún se escucha entre los jóvenes maricón como insulto”, lamenta Juan Antonio. “Depende mucho del grupo de amigos; a veces se toman
a cachondeo la identidad sexual de uno por sentirse parte de la pandilla”, observa Alma, y no desviarse de lo erróneamente aceptado.
Ambos administran un
grupo de Whatsapp, germen de los desayunos que organizan los jueves, a las 11.30 horas en una de las aulas del centro. En una presentación digital que han hecho circular por redes, informan de las actividades que desarrollan:
talleres, música temática o asesoramiento.
Ninguno de los dos ha tenido problemas cuando decidió declarar en casa y a sus amigos su bisexualidad, pero
no siempre es así. “Es importante que los jóvenes sepan que
no están solos”.
Pueden dar el paso porque
“actúan como grupo de ayuda mutua”, apunta Jawara, quien ha estado esta misma semana reunido con profesores del resto de la Sierra para explicarles las pautas para la puesta en marcha de esta iniciativa en sus centros. También ha mantenido contacto con centros de otras comarcas.
“Deben ser los estudiantes los que den el paso”, subraya.
“Yo me apunto a un bombardeo”, bromea Juan Antonio, quien está entusiasmado con su faceta activista. “
Podemos servir de ejemplo para los estudiantes de primero y segundo de ESO”. En las próximas semanas, sin prisas, insisten, informarán de la existencia del grupo a otros cursos y prevén hacer lo propio en los institutos de la provincia que lo demanden.
“Entre todos podemos cambiar el mundo”, añade Alma.