El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con "destruir" la economía de Turquía por sus operaciones militares en el norte de Siria
El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con "destruir" la economía de Turquía por sus operaciones militares en el norte de Siria, después de anunciar que subirá los aranceles al acero turco hasta el 50 % y que cerrará las puertas a un posible acuerdo comercial entre ambos países.
"Estoy completamente preparado para destruir rápidamente la economía de Turquía si los líderes turcos continúan por este camino peligroso y destructivo", advirtió Trump en un comunicado divulgado por la Casa Blanca, en relación a la incursión del Ejército turco en Siria contra los kurdos.
El presidente hizo esta advertencia al informar de que aumentará los gravámenes al acero hasta el 50 %, al mismo nivel anterior a la reducción de esos aranceles en el mes de mayo, y que descarta alcanzar un acuerdo comercial con Ankara por sus "acciones desestabilizadoras" en Siria.
"Los aranceles al acero se incrementarán hasta un 50 %, el nivel anterior a la reducción en mayo. Estados Unidos también detendrá inmediatamente las negociaciones con respecto a un acuerdo comercial de 100.000 millones (de dólares) con Turquía", dijo Trump.
Este no es el primer golpe del presidente estadounidense contra la economía turca en los últimos meses, ya que en mayo ordenó retirar a Turquía del Sistema Generalizado de Preferencias (GSP), un programa que permite la entrada libre de impuestos de miles de productos a ciertos países en desarrollo.
Además, en agosto del año pasado convirtió en una causa diplomática la liberación del misionero estadounidense Andrew Brunson, que estuvo preso en Turquía desde 2016 por una presunta "colaboración con grupos terroristas", lo que provocó que la lira turca perdiese un 25 % de su valor.
Trump también advirtió de que "pronto" emitirá una orden ejecutiva "autorizando la imposición de sanciones contra los funcionarios actuales y anteriores del Gobierno de Turquía y cualquier persona que contribuya a las acciones desestabilizadoras de Turquía en el nordeste de Siria".
"La orden autorizará una amplia gama de consecuencias, incluidas sanciones financieras, el bloqueo de bienes y la prohibición de entrada a Estados Unidos", agregó.
En ese documento oficial, el mandatario defendió la labor de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico (EI) y justificó de nuevo su decisión de retirar las tropas norteamericanas del norte de Siria, zona del conflicto.
Asimismo, consideró que la ofensiva militar de Turquía "pone en peligro a civiles y amenaza la paz, la seguridad y la estabilidad en la región".
"He sido perfectamente claro con el presidente (turco, Recep Tayyip) Erdogan: la acción de Turquía está precipitando una crisis humanitaria y está estableciendo condiciones para posibles crímenes de guerra. Turquía debe garantizar la seguridad de los civiles, incluidas las minorías religiosas y étnicas", señaló.
La subida arancelaria y el anuncio de otras sanciones llega un mes antes de que Erdogan visite la Casa Blanca el próximo 13 de noviembre, según anunció recientemente el propio Trump, en un momento en que la tensión entre ambos países está a un nivel muy alto.
Las relaciones entre Ankara y Washington, de hecho, han sufrido varios altibajos los últimos años, especialmente desde la fallida asonada de 2016, ya que Turquía reclama la extradición del predicador turco Fethullah Gülen, al que Erdogan culpa del golpe de Estado y que vive en Pensilvania (EE.UU.).
No obstante, es la invasión del norte de Siria de las fuerzas turcas lo que ha aumentado la crispación entre ambos países.
El Ejército turco comenzó la incursión en Siria el pasado día 9, después de que Estados Unidos, aliado de los kurdos en la guerra contra el EI, anunciara su retirada de la zona ante la inminencia de la operación, lo que ha sido considerado como una "traición" por las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD).
Turquía quiere arrebatar a los kurdos el control de 480 kilómetros de largo y 30 kilómetros de ancho de lo que ha denominado "zona de seguridad" para sacar de allí a las FSD y a su principal grupo, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), a la que considera una organización terrorista vinculada con la guerrilla del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK).