El senador Ted Cruz fue este martes el gran ganador de los caucus de Iowa que abren el camino a la Casa Blanca al imponerse en el bando republicano a Donald Trump, mientras que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton está empatada con el senador Bernie Sanders en el lado demócrata.
Las asambleas políticas de Iowa son las primeras desde 2008 tan abiertas en ambos partidos y marcan el principio del fin de la presidencia del demócrata Barack Obama, que dará el relevo en enero de 2017 al ganador de las elecciones generales del 8 de noviembre.
No obstante, fue Cruz el único que ha podido alardear de victoria en Des Moines, algo que atribuyó a "conservadores valientes" a los que pidió poner fin a "ocho años de Obama".
Cruz recordó que su victoria, pese a ser apretada, se dio con una alta participación que le valió el mayor número de votos totales en la historia de un caucus republicano.
En el lado demócrata, Hillary Clinton, que con el recuento del 95 por ciento de los centros electorales empata al 49 % con Sanders, fue la primera en salir a agradecer a los votantes su apoyo, y volvió a recalcar que ella sabe "dejar las cosas hechas" en Washington, al tiempo que aseguró que desde la Casa Blanca defenderá a gais, mujeres, trabajadores o inmigrantes.
"Estoy deseando volver a debatir con el senador Sanders", afirmó Clinton, que está por debajo en las encuestas de intención de voto en las primarias de Nuevo Hampshire, la próxima cita electoral.
Sanders, un senador independiente que se define como "socialista" y que no ha militado en el partido al que concurre, dijo: "Estamos enfrentándonos a la mayor organización política de EEUU. Estamos virtualmente empatados".
La gesta de Sanders, que aboga por cambiar la influencia del interés privado en la política y no ha recurrido a una campaña negativa, lo ha llevado a celebrar este empate como una victoria.
El recuento para conocer quién es el vencedor definitivo de la noche en la contienda demócrata puede alargarse varias horas, aunque se tratará tan sólo de una victoria "moral", ya que con tan poca diferencia el número de delegados a la convención que se lleve cada candidato por Iowa será prácticamente el mismo.
La primera víctima de estas asambleas populares que inician el proceso de primarias para determinar los candidatos presidenciales de las elecciones de noviembre fue el exgobernador de Maryland Martin O'Malley, que no consiguió alcanzar el 1 % de los apoyos en el recuento demócrata.
"Desde el comienzo pensé que sería de una profunda pobreza para el partido tener solo dos candidatos (...) Gracias Iowa por lo que me habéis enseñado", dijo O'Malley, que en un estado con un 90 % de blancos tuvo un guiño para los hispanos con un "sí, se puede" en español.
La compleja mecánica de los caucus demócratas, que se deciden con calculadora en mano y brazos en alto, ha obligado a O'Malley a retirarse y dejar vía libre a una contienda demócrata a dos bandas.
El exgobernador de Arkansas y aspirante republicano Mike Huckabee, cuya única esperanza era este estado de gran presencia de religiosos evangelistas, también anunció su retirada de un plantel de doce aspirantes.
Dos millones de votantes de Iowa fueron convocados a las asambleas en cerca de 1.700 colegios, gimnasios o iglesias habilitados para este proceso participativo con raíces en los orígenes de la democracia estadounidense.
Los caucus demócratas, en los que los partidarios de cada aspirante deben agruparse a la vista de todos, fueron los más caóticos y los que desencadenaron la salida de O'Malley de la ecuación demócrata.
En el colegio de Mirrell de Des Moines, O'Malley no consiguió llegar al 15 % mínimo necesario, por lo que sus partidarios debieron decantarse entre Sanders o Clinton, algo que sin duda se repitió en todo el estado.
"Todos quieren hablar con el grupo de O'Malley", explicaba a Efe Kent Frank, simpatizante de Clinton, antes del comienzo del proceso en el gimnasio de la escuela. Finalmente, en esa zona urbana de Des Moines se impuso Clinton por 462 votos frente a 246 de Sanders.
Ted Cruz, que contaba con el apoyo de los evangelistas, el grupo religioso que ha decidido los últimos años el ganador de los caucus republicanos de Iowa, obtuvo el 28 % de los votos, con lo que se impuso por una diferencia de 4 puntos porcentuales a Trump.
Sin tener experiencia en política y sin ser del llamado "establishment" (político tradicional), Trump se mantuvo en todo momento como favorito de las encuestas y obtuvo un encomiable segundo puesto con el 24 % de los votos, depositados en papeletas anónimas tras un debate con representantes de cada candidato.
"Aquí no van a ganar ni Trump ni Cruz", auguraba en la escuela de Mirrell Joe Buxton, votante republicano que reconocía que en el Iowa urbano ambos tienen poco tirón frente a otros como el senador Marco Rubio.
"No sé quién ganará entre los demócratas, pero yo voy a proclamarme ganador de las primarias republicana y ganaré a Hillary o Bernie", aseguró Trump en un breve discurso antes de seguir camino a Nuevo Hampshire, la próxima primaria.
Rubio, con un 23 % de los votos, obtuvo un tercer puesto que lo mantiene como uno de los favoritos en la aún larga carrera por la candidatura republicana, que se formalizará este verano en la convención de Cleveland.
Por debajo de la marca del 10 % quedaron en este orden: el exneurocirujano Ben Carson, el libertario Rand Paul y el que fuera favorito este verano, el exgobernador de Florida Jeb Bush, que solo alcanzó el 2,8 % de los votos.
Los delegados adjudicados a Iowa en las convenciones republicana y demócrata de este verano representan un porcentaje marginal, pero abrir con una victoria la carrera de primarias puede ser vital.