Jesús Neira, el profesor que casi perdió la vida por defender a una mujer, no se considera un héroe, pero ayer salió del hospital Puerta de Hierro, al cabo de 256 días, arropado por centenares de amigos que le han cantado el cumpleaños feliz y a los que él ha dicho que seguirá luchando contra la violencia machista.
A las 12.20 horas, Neira, que ayer cumplía 56 años, en silla de ruedas y flanqueado por su mujer, sus hijos y el alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá, apareció demacrado pero sonriente en el vestíbulo del centro hospitalario, donde le esperaban amigos, curiosos, pacientes y cientos de periodistas a los que atendió sin perder la paciencia.
Tras momentos de confusión y mientras se dirigía hacia la carpa preparada por sus amigos en el exterior del recinto para rendirle homenaje, el profesor dijo a Efe que se encontraba “muy emocionado” y “mejor por momentos” y que no se esperaba la repercusión que ha despertado su salida del hospital.
A pesar de la lluvia, el barro y el frío que había en los alrededores del Puerta de Hierro, Jesús Neira se subió al escenario para coger el micrófono, dar las gracias y afirmar que seguirá luchando contra la violencia de género.
“Soy una persona normal, pero, por supuesto, lo que esté en mi mano hacer contra la violencia, lo haré, sin duda alguna. Es incompatible una sociedad donde haya semejantes delincuentes, porque eso es lo que son, pequeñas cucarachas, y hay que quitarles la careta y expulsarles de nuestra vida”, aseguró Neira.
El profesor escuchó en la voz de su cantante favorito, Pedro Úbeda, una de sus canciones preferidas: Soldadito Marinero, de Fito y los Fitipaldis, cuya letra emocionó a más de uno.
“Después de un invierno malo, una buena primavera es mejor que estar buscando una lágrima en la arena”, reza la canción.
“Hoy celebramos un grandísimo triunfo de la vida y de los que somos personas, y por eso te dedico está canción que siempre hemos cantado juntos”, le dijo su amigo Úbeda.
Neira tuvo palabras de agradecimiento para todos y, en especial, para su mujer, de la que dijo que le había asombrado su actitud y el coraje que ha demostrado durante todos estos meses, en los que le ha atendido a él, a sus hijos y su casa.
Durante su convalecencia, lo que más ha echado de menos han sido “poder respirar bien y controlar los movimientos” y “ese tipo de cosas secundarias” como ver televisión, que antes no le gustaba, o, incluso, meterse en un atasco, manifestó.
Hoy se dedicará a “leer la prensa y acudir a rehabilitación”. Por último, aseguró que tenía muchos sitios favoritos de Madrid, pero el que más le apetece contemplar ahora es uno “tranquilo”, y soñó con “pasear en coche por la Casa de Campo”.