Meño fue llevado ayer en una camilla al Alto Tribunal, en medio de una gran expectación de medios de comunicación y de público, y asistió a la celebración de una vista durante unos veinte minutos hasta que ha sido trasladado a una sala contigua.
Este caso se cerró después que un juzgado madrileño, la Audiencia Provincial de Madrid y el propio Supremo rechazaran las demandas de la familia al considerar que no existió negligencia médica y se ha visto hoy de nuevo debido a la aparición de un nuevo testigo.
Se trata de Ignacio Frade, quien aseguró ayer en la vista que durante la operación el anestesista se ausentó y que no estaba presente cuando él mismo se percató de que se producía una alteración en la frecuencia del ritmo cardiaco.