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Las emisiones de CO2 bajaron en Rusia tras la caída de la URSS

Los cambios en el sistema alimentario postsoviético provocaron la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero

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  • Contaminación. -

Los cambios en la agricultura, el comercio, la producción de alimentos y el consumo tras la caída de la Unión Soviética llevaron a una gran reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, según una nueva investigación que publica la revista 'Environmental Research Letters'.

Entre 1991 y 2011 se produjo una reducción neta de emisiones de 7,61 gigatones (Gt) de equivalentes de dióxido de carbono, lo que equivale a una cuarta parte de las emisiones de CO2 de la deforestación en América Latina en el mismo periodo.

Sin embargo, el equipo de investigación advirtió de que los cambios en curso en los sistemas alimentarios en los países de la antigua Unión Soviética sugieren que las emisiones reducidas finalmente se recuperarán.

El doctor Florian Schierhorn, del Instituto Leibniz de Desarrollo Agrícola en Economías en Transición, en Alemania, y autor principal del estudio, explica que "el sistema alimentario global contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por lo que es importante comprender la fuente de las emisiones de los diferentes componentes de los sistemas alimentarios". Un aspecto clave es evaluar cómo afectan los cambios en los patrones de comercio internacional a los alances de emisiones de GEI de las regiones.

"Cuando la antigua Unión Soviética cayó, la transición de una economía planificada a una economía de mercado tuvo consecuencias drásticas para el sector agrícola y los sistemas alimentarios de la región. Los precios más altos y el menor poder adquisitivo redujeron el consumo de carne, especialmente de carne vacuna --explica--. Esta caída en la demanda, junto con una reducción en el apoyo estatal a la agricultura, llevó a una reducción a la mitad en el número de cerdos y ganado. Este colapso en el sector ganadero llevó a un abandono agrícola generalizado".

Para evaluar el impacto que esto tuvo en las emisiones de GEI, los investigadores utilizaron una base de datos de cambios en el uso de la tierra y los cambios asociados en las reservas de carbono orgánico del suelo para cuantificar las emisiones de la producción agrícola, incluido el ganado y las emisiones del comercio de productos agrícolas.

A continuación, calcularon el cambio acumulativo neto en las emisiones de GEI de todos los años desde 1991 hasta 2011, menos el promedio de emisiones para el final de la Unión Soviética.

En este sentido, el doctor Schierhorn explica que "los cambios postsoviéticos en las emisiones de GEI por la producción de alimentos, el comercio de alimentos y la extensión de las tierras de cultivo llevaron a una reducción neta acumulada de 7,61 Gt CO2e de 1992 a 2011, en comparación con un escenario donde las emisiones se mantuvieron a finales del nivel soviético. Las razones más importantes fueron la disminución de la producción ganadera doméstica y la captura de carbono orgánico del suelo en tierras de cultivo abandonadas, particularmente en Rusia y Kazajstán".

Sin embargo, los investigadores observaron que el balance de carbono en curso sigue sin resolverse. Su análisis sugiere varios desarrollos adicionales, incluido el potencial de que las tierras de cultivo abandonadas capten carbono adicional hasta mediados de siglo, pero es probable que estos avances se mitiguen por un aumento en el desarrollo agrícola. Además, la importación de productos agrícolas, como la carne vacuna, puede comprometer estas ganancias a través de las emisiones de carbono incorporadas.

En este sentido, el doctor Schierhorn apunta que, "una vez que las economías en la antigua Unión Soviética se estabilizaron a fines de la década de 1990, la demanda interna de alimentos en la región comenzó a repuntar. El consumo de carne de res, por ejemplo, aumentó en un 15 por ciento entre 2000 y 2008".

"Sin embargo --añade--, la producción de carne de res en la región se ha estancado y no muestra signos de recuperación. La demanda hizo que se convirtiera en el segundo mayor importador de carne de vaca a nivel mundial, con un 80 por ciento procedente de América del Sur. Esto es importante, ya que estas exportaciones representan altas emisiones de GEI, debido a la deforestación y sistemas de producción ineficientes".

Por ello, concluye que "esta relación muestra cómo las emisiones negativas debidas al abandono de las tierras agrícolas pueden verse comprometidas por el aumento de las emisiones procedentes del aumento de las importaciones agrícolas. Esta situación es probablemente similar en muchas regiones industrializadas y emergentes donde el uso de las tierras agrícolas se ha contraído en el pasado reciente".

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