No es muy habitual que un entrenador de futbol salga de un equipo por la puerta lateral, ni siquiera por la de atrás, que dejaría las cosas más claras, sobre todo consiguiendo el ascenso a la Cuarta Categoría Nacional: 2ª RFEF, pero estamos hablando del Recreativo de Huelva y en el Decano del fútbol español no dejan de suceder historias que me estoy planteando editar, pues darían para varios volúmenes.
La última que marcará el devenir de la próxima temporada la ha protagonizado Alberto Gallego, uno de los responsables directos del ascenso del ‘abuelo’, que ha publicado hace unos días una carta de dimisión dejando claro que no seguirá liderando al equipo onubense, aludiendo, grosso modo, a las constantes críticas que ha vivido, no sintiéndose valorado y poco apreciado durante toda su estancia en esta ciudad.
Esta nueva trama tiene mucho más de lo que estamos leyendo a través de las redes sociales, en la que no dejan de aparecer comentarios a favor y/o en contra de Gallego. Profundizar en este tema sin conocer las verdaderas circunstancias es toda una desfachatez, como así está ocurriendo por estos lares, que solemos lanzarnos a la crítica aranera y fácil, soltando lastre desde los diferentes bandos que siempre están desolando la insignia futbolística nacional. Una mancha más que ha dejado un mal sabor de boca, eclipsando el buen ambiente que debería existir tras el logro conseguido.
Particularmente, no tengo datos suficientes para poder emitir juicios de valor sobre todo lo acontecido en nuestro Recre, pero siempre he tenido una cosa muy clara: “Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos”, y al final, como ya es habitual en este club, siempre acaba perjudicándose a la enorme afición que mantiene vivo al equipo. Está claro que las formas no han sido las más adecuadas, pero sabemos por su trayectoria que Gallego no da puntada sin hilo y también conocemos perfectamente la parte destructiva, detractora e interesada que rodea a este deporte, dos frentes que llevaban meses macerando un final que, seguro, no contentará a nadie.
