Hoy no he podido evitar hablar de carnaval, una fiesta en la que llevo inmerso desde hace más de 35 años y que no está pasando por su mejor momento. Evidentemente, hablo del carnaval de Huelva, y concretamente de su concurso de agrupaciones, que tras un año con el escenario vacío en el pasado febrero, en este 2022 se abrirá el telón de nuevo para recibir a una treintena de agrupaciones que llegarán desde distintas localidades de la provincia de Huelva, desde Sevilla, Málaga y desde la propia capital onubense.
Ha sido todo un reto preparar los distintos repertorios para aquellos que han optado por seguir los hábitos asiduos en fecha y tiempo, afrontando las diferentes olas de la pandemia, asumiendo los riesgos que conllevan los encuentros en los cuartos de ensayos con un futuro incierto, pero con las ilusiones de volver al Gran Teatro y recuperar el febrero perdido. En dicho recorrido de preparación para el certamen Colombino, otras agrupaciones han decidido no continuar con dichos rituales y centrarse en otras prioridades, actitud igual de respetable. Hay que destacar que durante los tiempos de ensayos hay grupos que por circunstancias y a consecuencia de la pandemia han sufrido constantes aislamientos por contactos con positivos o por sufrir bajas por coronavirus, no pudiendo estar a la altura para ofrecer un buen trabajo, algo que nos afecta más, si cabe, en toda esta odisea que nos marca la situación tan controvertida que seguimos viviendo.
Ante estas circunstancias de los que salen y los que no, se han dividido los carnavaleros, creándose diferencias absurdas por cuestiones que solo deberían afectar a aquellos que toman una u otra decisión, tan personal como admirable, donde la piel de cada cual es puesta en tela de juicio de forma pública y sin pensar en los esfuerzos que todos y cada uno han realizado, siendo estas circunstancias ajenas a los propios participantes. Una triste realidad que no conduce a nada y que empaña decisiones que se deberían haber tomado en su tiempo, por y para el bien de la fiesta en general. Pero desde fuera y más allá de dichas confrontaciones, que como siempre se olvidarán tras la fiesta, a los que nos gusta el concurso y somos seguidores asiduos de todos y cada uno de los grupos, nos afectan más las ausencias, previniendo un carnaval con vacíos importantes que se notarán a lo largo de los días.
En la actualidad, y esperando que todo siga en la misma línea, serán ocho agrupaciones de Huelva capital las que estarán presentes el 7 de febrero para iniciar el concurso carnavalero y ocho grupos los que a pesar del esfuerzo de meses atrás, tomaron esta difícil decisión de evitar futuros contagios. Como ferviente seguidor del carnaval de teatro y como fiel amante de las creativas letras que se ‘disparan’ desde el escenario, mientras un solo grupo siga con la idea de subirse a las tablas, estaré presente en mi foso para rendirles el respeto que se merecen, pero sin olvidarme de aquellos que por decisión propia, o circunstancial, no podrán disfrutar de su fiesta.
