Los solares y los edificios en ruinas crecen sin control en la capital desde hace más de una década. Es una denuncia que ha hecho pública el grupo municipal socialista, después de que el propio gobierno municipal del Partido Popular lo reconociera en el primer consejo de Urbanismo del nuevo mandato.
La portavoz socialista ha denunciado que el Ayuntamiento no ha ejercido sus funciones a la hora de aplicar la ley que afecta a las parcelas y edificios abandonados en el centro de la ciudad.
La regulación normativa tiene que aplicarse, ha instado María Gámez. Para ello, el Consistorio debe utilizar los medios materiales y personales con los que cuenta. Pero que, considera, están mal distribuidos en la Gerencia Municipal de Urbanismo.
De esta forma, ha criticado que el Ayuntamiento sólo dedica un arquitecto a esta materia, a pesar del volumen de expedientes que acumula al respecto. En diez años, el Ayuntamiento ha declarado 250 espacios en ruina en el centro. Y, de acuerdo con la norma autonómica, la Ley del Suelo de Andalucía, el Ayuntamiento debe sacar a la venta forzosa todos edificios, un año después de que hayan sido incluidos en este registro de espacios en ruina. Un año es el plazo con el que cuentan sus propietarios para poner en marcha alguna actuación que evite su deterioro.
Esta “falta de control”, ha dicho Gámez, es “utilizada” por los dueños de los suelos para “especular” con ellos, ha completado. O, también, ha añadido, los dejan que se caigan definitivamente para evitar una rehabilitación muy costosa.
La portavoz socialista ha incidido además en el hecho de que en el último consejo de Urbanismo, el Ayuntamiento comprobó que es frecuente la declaración de caducidad de estos expedientes en ruinas sin tomar las medidas oportunas para evitar que suceda. Es decir, el Ayuntamiento no advierte, en ningún caso, al propietario para que en ese año de plazo con el que cuenta, a que rehabilite el espacio o bien haga una venta forzosa del mismo.
De esta forma, el registro de espacios ruinosos dejará de ser un mero listado, sino un instrumento de control y vigilancia que evitará que esta situación se perpetúe y sigan creciendo los espacios en ruinas en el centro de la capital.