Cada vez más desesperado, más sin saber qué hacer, más convencido de que hay cosas que no funcionan como debería. Curro López, el activista responsable de la asociación de Lagunillas que da de comer a cientos de familias a diario, y su mujer, la marroquí Zouhira,
intérprete de juzgado, llevan
según relata aquél a Viva Málaga
dos años queriendo que se le conceda la nacionalidad a los hijos de ella, fruto de una relación anterior en la que
sufrió violencia de género, y
nacidos todos en España.
Ella tiene desde hace años la custodia de los tres hijos, de 10, 13 y 17 años, que
solo hablan español y que solo han pisado una vez Marruecos, la tierra de sus padres, y desde
hace dos está casada con el activista vecinal. Durante su anterior matrimonio, su pareja, que la maltrataba, no quiso que los niños obtuvieran la nacionalidad española. Pero, desde hace dos años, López asegura que
lo ha intentando, pero que se ha encontrado con papeleo, gastos, algún abogado poco diligente y, en conclusión, con
un proceso no resuelto y la necesidad de que
esta pesadilla acabe pronto porque en unos días
prescribe el expediente iniciado en su día.
Mientras, los hijos de Zouhira siguen en medio del proceso, con la nacionalidad marroquí conseguida, porque es uno de los requisitos para obtener la española, y con
temor a poner el píe en el país magrebí, porque, según destacó López, si entrarán allí, puede la policía, acompañada de un pariente, llevárselos.
El proceso, indicó Curro López, sigue ahora, dice que con un buen abogado, pero, con la desesperación de su pareja, “la mujer más buena y entregada que he conocido nunca”, asegura, mientras
se emociona y rompe a llorar.
Por todo ello, porque
no puede más, porque asegura estar cansado de trámites que no conducen a nada, de gastos con un dinero que no tienen (“¿qué pasa que los pobres no tenemos derecho a nada?”, lamenta con rabia), asegura que
si en unos días no obtiene una solución iniciará una huelga de hambre.