Tuvo que ser en
Semana Santa, en el sábado transitorio hacia el Domingo de Resurrección. Este equipo “no estaba muerto”, dijo el
Mesías Guede el día de su presentación. En la jornada anterior asomó un brazo y mostró alma; esta tarde, en cancha del Leganés, terminó de volver a la vida. Con la
fe del más necesitado. Con la
pasión y el sudor de un cofrade bajo el varal. Con la finura de cualquiera de los tronos venerados en las calles del centro histórico. El camino hacia la victoria fueron
dos penaltis convertidos y un gol revitalizador para una pantera que se apellida Gassama. El primer 0-3 en Liga, la primera victoria con holgura y sí, tuvo que ser en Semana Santa. Con
Humildad y Paciencia.
Pronto avisó el equipo de Martiricos. Antoñín sacó un disparo que hizo volar a Dani Jiménez y también el de La Palmilla anduvo cerca de empalar bien un balón que salió mordido en uno de esos cambios de ritmo que tan bien sabe hacer.
El Málaga fue eso, ritmo, también paciencia y sobre todo protagonismo con balón. El Málaga de Guede es el Málaga de los centrocampistas: Ramón, Jozabed, Genaro y un Febas al libre albedrío.
Escassi, con el mono de currante en el centro de la defensa, mantuvo a raya los centros del Leganés, principal plan de ataque local en la primera parte. Los de
Guede supieron mantener la presión asfixiante que tanta recompensa tuvo ante el Valladolid.
Robar, presionar y finalizar: es eso lo que intenta inculcar el argentino. Aunque al Málaga le faltó más dinamismo, ser más vertical y no tener tanta parsimonia con balón ante un Leganés bien ordenado, con el exmalaguista Recio comandando el medio.
El Málaga también aprendió a lidiar con el riesgo, condicionado por las tarjetas en la zona centro. Urgieron cambios, pero antes vendría la alegría por partida doble. Si al Málaga no le han pitado demasiados penaltis a favor esta temporada, vinieron dos consecutivos en Butarque. La primera la provocó Antoñín para otorgar a
Vadillo la responsabilidad de meterlo. El gaditano no falló.
Luego sería un codazo y pisotón a
Jozabed de Omeruo, autor de las dos faenas, que el VAR confirmó como dentro del área, aunque la caída terminara fuera y generara dudas. Esta vez fue
Antoñín, en su 22 cumpleaños, quien definió tirándolo raso a su derecha. Entre uno y otro hubo un remate al palo del Leganés. En este amasijo de locura, el Málaga miró al marcador y vio un
0-2 (min. 63) curativo.
Y después, tocó aguantar. Supo hacerlo, con líneas juntas para defender, jugadores de arriba implicados abajo y la intensidad y concentración que requiere jugar fuera de casa ante un Leganés que tampoco encontró la manera de generar peligro real.
En esos minutos finales, con metros por delante como la prioridad para dañar, Paulino recibió, midió y fue generoso con
Sekou, que había entrado en el minuto 79 y estaba en el segundo palo relamiéndose para empujarla. Un 0-3 de finiquito. Celebración felina y felicidad grupal. E
l descenso se sigue mirando desde los siete puntos de altura, aunque esta victoria supone mucho por el cómo se ha logrado. A seguir quemando finales con triunfos como este.
Ficha técnica:
Leganés: Dani Giménez, Nyom (Randjelovic, 87’), Omeruo, Sergio (Giraudon, 87’), Javi Hernández; Recio (Ibáñez, 57’), Rubén Pardo; Naim (Bárcenas, 57’), Cissé, Arnaiz, Bautista (Qasmi, 57’).
Málaga CF: Dani Martín; Víctor Gómez, Peybernes, Escassi, Javi Jiménez; Genaro, Ramón (Paulino, 64’), Jozabed, Febas (Andrés, 88’); Vadillo (Brandon, 64’), Antoñín (Sekou, 79’).
Goles: 0-2, Vadillo (min. 57). 0-2, Antoñín (min. 63). 0-3, Sekou (min. 86).
Árbitro: Gorostegui Fernández. Amonestó con amarilla a Genaro, Ramón, Jozabed del Málaga y a Sergio y Omeruo del Leganés.
Incidencias: Partido de la jornada 36 de LaLiga Smartbank disputado en Butarque.