El equipo blanquiazul ya acostumbra a quedarse corto con un 1-1 si juega ante su afición, que siempre quiere más. Se quiso más y no se pudo, en un sábado donde otra vez el gol se le atragantó al Málaga. El de Brandon Thomas invitó al optimismo, animó a pensar en una noche de celebraciones, pero el empate del Zaragoza al borde del descanso dejó helado a cualquiera. Nada cambió en la segunda parte, a pesar de ver once tipos echados hacia delante que fueron de más a menos, llegando a sufrir de vez en cuando. Menos mal que es costumbre en Martiricos.
Dani Martín apareció en la primera ocasión seria que tuvo el Zaragoza: un disparo dentro del área a los 13 minutos de un arranque de altísimo voltaje de los dos equipos. Intensidad máxima. El equipo de Martiricos se volvió a sentir gigante en su coliseo, con una presión asfixiante que los maños contrarrestaron con su habitual control de la posesión.
Sin Paulino, con cinco amarillas, Brandon ocupó una banda, Kevin generó en la otra y Roberto fue la punta de ataque de un Málaga sin Escassi como titular. Una sorpresa para muchos. Ramón y Genaro hicieron de guardaespaldas de Jozabed en un once donde volvía tras su estancia en la selección sub-21 Víctor Gómez, autor de una asistencia magistral.
En el minuto 27 ocurrió el delirio del graderío. El gol de Brandon Thomas, segundo consecutivo tras el penalti de Valladolid, fue un mero desenlace inevitable después del pase de Víctor Gómez. Un envío fuerte y raso, teledirigido al área pequeña para que el atacante rematara a gol sin tiempo de reacción para Christian Álvarez (1-0). El Málaga de casa volvía a golpear primero. No pararía después.
Mediante centros, a través de balón parado o al contraataque, el Málaga flotaba por el césped con un Jozabed sublime. Genaro casi convierte en el segundo y Kevin lo intentó en dos disparos que se toparon con la defensa. Pero el Real Zaragoza, cuando peor estaba, sacó de la nada un golazo para el empate. Centra Zapater por bajo y resuelve Juanjo Narváez (1-1, min. 44), que con poco ángulo encontró el hueco entre las piernas del portero malaguista. Era el primer gol que recibía La Rosaleda esta temporada.
Entraron tras el descanso Escassi y Cufré por los amonestados Genaro y Javi Jiménez, mientras que el zaragocista Adrián González regresaba al que fue su estadio. José Alberto López tuvo que ser claro al descanso y los suyos se hicieron con un protagonismo vibrante. Víctor Gómez fue un puñal en cada subida y la paciencia en la circulación encerró al Zaragoza, que se sintió con el agua al cuello.
Pasada la hora de partido se tiró de Sekou Gassama y por fin reapareció Jairo Samperio, el gran olvidado de José Alberto en esta liga, que no aportó lo que se buscaba. Con el paso de los minutos, el partido viró en un duelo de imprecisiones con el ya típico tramo de sufrimiento para los locales. Nada cambiaron los cambios, ni Antoñín supo por dónde hacer daño ni el Málaga encontró atajos para la victoria.
El arrebato final tampoco pudo cambiar un 1-1 que deja con mejor gusto al Zaragoza, aunque significa el sexto empate seguido para ellos. El Málaga, impotente y con poco fuelle, se fue con ganas de más. Otra vez faltó finalizar. Otra semana más, sin embargo, La Rosaleda se mantiene invicta.