El hasta ahora
Príncipe Carlos de Inglaterra se ha pasado la mayor parte de su vida intentando divisar el horizonte en el que se convertiría en rey. Un horizonte que, en ocasiones, ha debido parecerle hasta inalcanzable, pese a que todo se ha reducido a una cuestión irremediable, y de mucha paciencia. Algún despreocupado cronista ha apuntado que lo único cierto a partir de ahora es que su reinado será mucho menos duradero que el de su predecesora, como si la espera hubiera sido en vano, aunque, a su edad,
Carlos III denota un estoicismo del que deberían aprender los que se exponen a un horizonte a mucho más corto plazo.
El más inmediato para muchos de ellos es el del mes de mayo del año próximo. El día 28, para ser más exactos, fecha en la que se celebran de nuevo las
elecciones municipales. A algunos, la paciencia les cabe ya en el bolsillo del pantalón; otros se han dado cuenta tarde de que no vale con parar el reloj o dejar de arrancar las páginas del calendario; y todavía hay que contar con los que renegarán de Pedro -como Pedro hizo con Jesús- hasta más de tres veces con tal de poner tierra de por medio, y hasta el olvido si hace falta.
El PP es quien lo tiene más claro. La “ola”, ya saben. Perfil bajo en el cuerpo a cuerpo, Juanma en la solapa y Ayuso en la cabeza. En la provincia, tres objetivos fundamentales que añadir a las plazas de
Algeciras y El Puerto: Jerez, Cádiz y la Diputación. Y de entre esos tres, el primero, porque puede ser decisivo para conseguir el tercero. Con la opción municipalista de Antonio Saldaña en vía muerta, el partido ha recurrido a la siempre disciplinada
María José García-Pelayo, que también tiene experiencia en horizontes y en sus diferentes tonalidades -las de una reciente encuesta han terminado por garantizarle que era necesario soltar lastre en favor de la causa común, más allá de la propia disciplina-. “Va a arrasar”, susurran a sus espaldas.
Ésa es la ola. Lo del perfil bajo en el cuerpo a cuerpo se lo va a dar la experiencia, y eso significa entrar más en la provocación que en la reacción; mientras que “Juanma” es la marca, la referencia indiscutible, la huella aún perdurable en la memoria colectiva. Otra cosa de más difícil traslación es la
“filosofía Ayuso”, sobre todo porque se le ven demasiado las costuras.
Ocurrió esta semana cuando Pelayo comenzó a hablar de que una de sus prioridades era que Jerez fuera una ciudad “segura”, porque si en una ciudad hay “miedo” a salir a la calle “no hay libertad ni democracia”. No solo sonó impostado,
sino que cuando un par de días después lo pusieron en práctica en la calle para denunciar la proliferación de okupas en la ciudad, sonó a sobreactuado. Y no porque no haya okupas en Jerez -de hecho se colaron en el plano-, sino porque esa visión del miedo y de la falta de libertad, como la excusa para incluir la propia palabra “libertad” con calzador, tampoco concuerdan con la de la ciudad, y si lo hiciera es bastante idéntica a la existente durante los últimos cuatro años en que ella misma gobernó la ciudad.
Y si el PP está en escribir su propio relato en Jerez, la izquierda está en saber si será protagonista de nuevo por sus divisiones internas o por su capacidad para configurar un proyecto colectivo que sepa hacer frente a los retos del presente y del futuro. La prueba evidente de supervivencia es que
Ganemos Jerez ya apuesta decididamente por una nueva
confluencia en la quepan todos (y todas) a la izquierda del PSOE, aunque puede que ya no baste con aprender de los errores, de tan viciados, y que el desafío supere sus expectativas.
Entre otras cosas porque puede que en estas próximas municipales se deje de hablar de bloques a derecha o a izquierda y se empiece a hablar de nuevo de nombres propios. Y, obviamente, el PSOE es quien lo tiene más complicado y quien más se va a deber a sí mismo, con el riesgo que implica vincular su marca a la de
Pedro Sánchez y de cara a unos meses en los que será difícil que escampen los titulares económicos negativos. Para entonces, el recuerdo de la labor social durante la pandemia parecerá quedar tan lejos como el
gol de Iniesta: nos reconforta, pero hace ya tanto de eso...