Casi un mes después de iniciada la primavera y percepciones climatológicas al margen, ahora sí que puede decirse que acabó el invierno en Jerez, ese periodo que aquí parece arrancar cuando se apagan los ecos de las últimas zambombas y los magos de oriente se esfuerzan en colmar ilusiones de pequeños y mayores. Se echan los primeros nazarenos a la calle, rasgan el aire sones de tambores y cornetas, y la ciudad parece despertar de su letargo. Hasta el rincón más oscuro del centro histórico -ese de fachadas y casas a medio caer, de negocios cerrados en venta o en alquiler- recobra sentido en su papel de telón de fondo a una suerte de ópera coral en la que todo el mundo parece interpretar un papel protagonista.
Y ya da igual que sea en las nuevas urbanizaciones surgidas al amparo de la burbuja inmobiliaria o en los despoblados barrios de intramuros. Se abre un portón, sale una cruz de guía, niños y niñas vestidos de monaguillos o nazarenos repartiendo estampas y caramelos y ahora sí parece vencido el invierno.
Acrecentó ayer esa sensación el hecho de que el sol brillara con fuerza desde primeras horas de la mañana y que la temperatura invitara a estar en la calle. Todo pareció sumarse a la fiesta. Apenas habían pasado unos minutos de las tres y media de la tarde y ya estaban los nazarenos de la Hermandad de Pasión buscando la avenida del Nazaret desde una pequeña capilla levantada a modo de islote entre la monótona uniformidad de los unifamiliares.
La cofradía estrenó ayer las dos últimas imágenes de su grupo escultórico, realizadas por Antonio José Dubé. La mujer acusadora y el sanedrita llegaron a Jerez hace apenas una semana y ha sido necesario reubicarlas sobre un canasto que se encuentra aún en carpintería. La Banda de Cornetas y Tambores de la Merced de El Viso del Alcor acompañó al único paso de esta cofradía, que cuenta con un ejército de costaleros a cuyo mando se encuentra Ezequiel Simancas. No es para menos, hay que traer al Señor desde la avenida del Colesterol hasta la Catedral.
La Hermandad del Perdón es la segunda en echarse a la calle. Lo hizo minutos antes de las cinco de la tarde desde la ermita de Guía, un templo abandonado durante décadas que esta cofradía supo recuperar para el patrimonio local. La hermandad habilitó un espacio junto a la ermita para que un grupo de personas con movilidad reducida pudiera asistir a la salida del Cristo del Perdón y la Virgen del Perpetuo Socorro. El primero de los pasos sigue presentando nuevos detalles de imaginería, de Lourdes Hernández, estrenando además los candelabros de guardabrisas laterales. La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Rescatado de Valdepeñas interpretó la marcha Réquiem en memoria de los hermanos fallecidos. Rosas rojas exornaron el paso de este crucificado, en el que se estrenó como capataz Juan Jesús Castañeda.
También estuvo por primera vez al frente de la cuadrilla de costaleros del paso de palio Francisco Javier Franco. En el interior del templo sonó Amarguras, una composición que celebra este año su primer centenario. Las rosas blancas achampanadas se han convertido casi en un clásico del exorno floral de este paso de palio, que cuenta con el acompañamiento de la Banda de Música Virgen del Castillo, de Lebrija.
Medio siglo se cumplió ayer de la primera salida procesional bajo palio de Nuestra Señora de la Estrella, en un año especial para la familia lasaliana al coincidir con el tercer centenario de la despedida del mundo terreno de San Juan Bautista de la Salle. El corazón de Jerez parece acelerarse cuando la cruz de guía de la Hermandad de la Borriquita pisa el irregular adoquinado de San Marcos. Apenas han pasado unos minutos de las cinco de la tarde y un reguero de nazarenos ya esboza una sinuosa espiral de palmas rasos de azul celeste sobre el empedrado.
El Año Jubilar Lasaliano quedó plasmado en un nuevo banderín con bordados de Jesús Rosado y trabajos de orfebrería de Antonio García Falla. Cristo Rey hace su entrada triunfal en este Jerusalén de la Baja Andalucía acompasado por los sones de la Banda de Cornetas y Tambores del Cautivo de Málaga. Martín Gómez es el capataz del paso de la ilusión por excelencia. Detrás viene la Virgen de la Estrella, con Manuel Serrano como capataz y el acompañamiento siempre oportuno de la Banda de Música Maestro Enrique Galán de Rota.
Casi a la misma hora, el blanco mercedario de la Hermandad del Transporte busca la plaza de Santiago. La cofradía vive un momento de renovado esplendor que la tiene inmersa en numerosos proyectos. El paso de misterio del Señor del Consuelo en el Desprecio de Herodes incorpora año a año acertados detalles, como esa imaginería que se ha dispuesto a lo largo de su canasto. Exorno floral escueto el de este conjunto, en rojo sangre de torno y sin interferir con la talla. Manuel Monje es el capataz de un paso que un año más contó con el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, una de las que mayor atención despierta en los apasionados de estas formas musicales.
Madre de Dios de la Misericordia procesiona sobre un paso de palio que prontó se completará con nuevos bordados de Ildefonso Jiménez, en uno de los proyectos más ambiciosos acometidos en las últimas décadas por esta cofradía. La cuadrilla de costaleros fue comandada por Jaime Racero. La música la puso la Banda Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real.
A las seis y cuarto inició su recorrido la Hermandad de la Coronación, una de las clásicas de la Semana Santa de Jerez. Arcos, Gaspar Fernández, Bizcocheros y Antona de Dios fueron las primeras calles de su itinerario. Cofradía de túnicas y formas elegantes, con un paso de misterio que este año renovó su solería y que presentó nuevos detalles, como una pequeña columna en su trasera. Pero lo más importante quizá es que el Señor de la Coronación de Espinas se presentó en la calle tras el notable trabajo de restauración llevado a cabo estos últimos meses por Cristina Espejo y Pepa Segura, que le han devuelto el esplendor perdido a lo largo del tiempo. Tomás Sampalo tocó el martillo y la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz de Los Palacios puso la música al elegante caminar costalero de este paso. La Banda de Palomares de Trebujena se estrenó tras el paso de palio de la Virgen de la Paz en su Mayor Aflicción, dirigido desde hace ya muchos años por Isaac Núñez.
La Hermandad de las Angustias fue la última en echarse a la calle y la encargada también de cerrar la Carrera Oficial. Los negros nazarenos de esta cofradía iniciaron su salida a las siete de la tarde. Asistir al paso de este cortejo es reencontrarse con la historia de Jerez. La Virgen de las Angustias ya procesionaba en la tarde del Domingo de Ramos cuando la Semana Santa apenas se reducía a las jornadas del Jueves y el Viernes Santo. La contemplación de esta cofradía por las angosturas de Bizcocheros y Caracuel es sin duda uno de los regalos que depara este inicio de la primavera sentimental de la ciudad.
No quedan azahares en las calles, cuyos viejos muros se impregnan ahora del aroma del incienso. Jerez ha despedido el invierno, ha despertado ya de su letargo. Ha resucitado a golpe de Pasión.