El siglo XI vuelve al Alcázar para enseñarnos las costumbres almohades de la época de la mano de la empresa de De Ida y Vuelta, la cual nos explica su historia y costumbres a través de una guía teatralizada, y con un gran toque humorístico, desde la etimología del término Alcázar (proviene del árabe Al-qasar para definir un recinto amurallado que tiene diferentes edificaciones y que eran la sede del poder político y militar de la época, una fortaleza que tenía un funcionamiento autónomo), hasta el funcionamiento del molino de aceite con el que se abastecían en el Xerez medieval, cuya longitud alberga los 18 metros de largo.
La visita podrán disfrutarla tanto niños como mayores para pasar un rato divertido, pues está dirigida a todos los públicos y consta de un precio asequible de 10 euros por adulto y seis por niño hasta el 16 de agosto. A partir de entonces, sendas entradas tendrán el mismo precio.
La visita consta de un recorrido por los sitios de mayor relevancia del Alcázar, partiendo desde el patio que se encuentra a la entrada del recinto, donde también culmina la visita con los seis actores que la conforman: Joaquín Varela, Montxi Cruz, Ana del Corral, María, Fernández, Sergio Torecilla y Paula del Corral.
La primera parada es la sala de oración de la mezquita, donde nos encontramos al gobernador almohade del Alcázar, el actor Joaquín Varela, quien nos cuenta detalladamente la importancia de la edificación, ya que consta de un gran valor estratégico por encontrarse en el punto más elevado de la ciudad. Su construcción se llevó a cabo durante el siglo XI, aunque su época de mayor esplendor fue durante los siglos XII y XIII.
Seguidamente, en la misma mezquita privada nos encontramos con el Patio de Ablaciones, donde se encuentra la fuente que usaban los moros para sus baños menores, y el gorbernador nos cuenta que los musulmanes debían asearse las manos, cara y pies en una fuente central pequeña llamado los baños menores. Después, el gobernador nos lleva hasta los baños árabes, y nos explica el proceso que dichos baños tenían tres usos fundamentales: higiene, zona lúdica y purificación del alma.
Asimismo, los musulmanes debían bañarse obligatoriamente al menos una vez a la semana con un fin purificador, llamados baños mayores , y nos enseña el lugar donde se producía dicho proceso de purificación.
Además, para las mujeres significaba un respiro pues allí podían mantener conversaciones relajadas entre ellas.
Son los baños árabes mejor conservados de la época almohade.
Después de los baños, nos dirigimos hasta el jardín para explicar la importancia que estos tenían para los almohades, quienes eran partícipe de lo sensorial: colores, aromas... Es más, fueron los responsables de introducir distintas especies vegetales como el naranjo.
Asimismo, tiene un fuerte carácter simbólico para ellos porque lo asemejan al jardín del edén.
Allí, la actriz María Fernández, deleita a los asistentes con la danza del vientre y explica lo significativa que también era el agua para ellos, quienes tuvieron que construir un gran pozo, una noria y un aljibe enorme para poder abastecerse.
Seguidamente, presenciamos una lucha cómica entre moros y cristianos recreando concretamente el año 1249 frente al muro califal, en donde el gobernador moro se rinde llegando a un pacto en el que se compromete a abandonar Xerez con la condición de que los cristianos respeteran sus costumbres, sus edificaciones y su religión.
Pacto que duraría escasamente 20 años, cuando se produjo una rebelión en la que el Alcázar sufrió graves desperfectos.
A partir de entonces, la visita estará protagonizada enteramente por cristianos.
El público se presentará ante una de las mujeres del rey Pedro I el Cruel, que nos soprenderá entonando una cantiga de amigo para luego explicarnos quién fue Pedro y cómo la mantuvo durante años vagando por distintos palacios para que no pudiera ser libre, solo tras tres días después de su boda.
Asimismo, concluye su actuación con otra cantiga mientras nos lleva ante el alguacil que nos dirige al balcón de Don Rogrigo de León, quien explica con mucho humor cómo se construyó la Torre de de Ponce de León y su estrecha relación con los Reyes Católicos.
Al despedirnos de Don Rodrigo, el alguacil nos conduce ante el marqués Don Lorenzo Fernández de Villavicencio, el encargado de las reformas del Alcázar durante el XVIII.
Don Rodrigo nos presenta a Filomena, la aceitera encargada del gran molino de madera, y que nos explica el funcionamiento íntegro de este y la importancia de la oliva en Xerez, y nos invitará a participar en la fiesta del marqués, donde culmina la visita con un baile en el Patio de Armas.