Se entierra la eficacia, la cordura, el anteponer los intereses de los ciudadanos al de los partidos y sus candidatos. Rajoy se mueve lentamente y no es por el calor, se trata de su normal hacer de convidado de piedra, atento al movimiento de lo que lo rodea. En el Reino Unido se resuelve una crisis política en dos semanas, aquí se necesitan dos para que el ganador de las elecciones empiece a reunirse, eso sí sin ningún tipo de propuesta concreta, sólo para sondear quién podría querer dialogar con el PP ganador. ¿A qué espera? Pues parece que su primera escusa ha sido a qué el PSOE tenga clara qué posición va a adoptar. El licenciado vidriera, ese candidato hecho para romperse en cualquier momento, sigue desaparecido de la vida pública, así que no ha sido Pedro Sánchez sino su partido el que ha hablado, pero poco, hasta el momento. Por lo que Mariano se reúne con Albert Rivera, enfadado aún con ese mal hijo de la derecha que le negaba el pan y salía de farra con malas compañías de izquierda. Y hasta parece que va a haber reunión con el partisano, ese Pablo Iglesias, regresado del monte que no se adapta a la posición que le ha quedado tras las elecciones.
La política española se ha convertido en un culebrón con un guionista tan malo que apagan el televisor hasta los que se sientan ahí a aguantar lo que le echen. Nadie los mira, ni están atentos a las “no noticias” que generan, los sienten ajenos. Están consiguiendo el divorcio definitivo entre el pueblo español y sus políticos, el cambio en el mundo político español ha sido un fiasco y ya no hay ilusión de que consigan cambiar nada.
Por lo demás calor, mucho calor y mucha gente con pobreza energética que no puede permitirse pagar la luz, qué decir del aire acondicionado. Se ha abierto una brecha entre los privilegiados que viven en la costa y los del interior. Los que viven en las casas antiguas de muros anchos que se construían antes en los pueblos y las que construyó la burbuja inmobiliaria con sus paredes de papel. Ha habido un reparto hasta de estaciones, el verano para los pobres del norte y el invierno para los del sur y cada palo que aguante su vela. No me he podido resistir a citar las palabras de nuestra presidenta andaluza que sigue con el corazón partío entre España y Andalucía. En recuerdo a nuestros mayores los cito a medias: “Es verdad que aquí hace mucho calor, lo que no sé si habrá, cojones p’ aguantarlo”.