La historia de este encargado de supermercado no deja de ser curiosa. Una tarde acudió a trabajar, como otras muchas, aparcando en el Llano Amarillo como miles de algecireños lo hacen cada día. Buena parte de estos ciudadanos deja en el camino 60 céntimos, pero Gómez se llevó de allí 6.000 euros.
En una entrevista exclusiva concedida a VIVA CAMPO DE GIBRALTAR, Juan Pedro Gómez explicaba cómo “tras aparcar mi coche, comencé a andar y a los 20 metros me topé en el suelo con un fajo de billetes”. Relataba que el dinero estaba perfectamente doblado, que parecía nuevo, y que parecía una elevada cantidad que se contaba en euros y en dólares.
Sólo un aparcacoches de la zona fue testigo del hecho. Gómez, observando que no había nadie a su alrededor a quien pudiese habérselo caído, tomó la decisión más lógica en ese momento: acudir a tiempo a su puesto de trabajo y luego pensar qué hacer.
Este vecino algecireño relataba que conversó un momento con un agente de la Policía Local que le recomendó que acudiese a la Comisaría a dar parte de lo ocurrido, dado que la cantidad encontrada era muy alta.
“No eran 20 ni 50 euros que te puedas encontrar por el camino”, comentaba. Tras hacer un recuento en su puesto de trabajo, contabilizó 5.300 euros en billetes grandes, casi todos de 500; además de 600 dólares en billetes de 100. Una pequeña fortuna que en ese momento sintió que no eran para él.
Decisión
Tras unos momentos de reflexión lógica tras lo ocurrido, este ciudadano decidió hacer lo más correcto. Volvió al Llano Amarillo para coger su vehículo y conducir hasta la Comisaría para informar de su hallazgo con esperanza también de encontrar a su propietario en el lugar.
Y Gómez pudo comprobar que allí lo estaban esperando el mismo vovi que le vio coger el dinero y un súbdito iraquí que, muy nervioso, le abordó y rogó que le devolviese el dinero.
Según su versión, Gómez, con la lógica desconfianza inicial, no se dio por aludido en un primer momento, pero el iraní resultó conocer el importe exacto y la disposición de los billetes, que resultó también ser la correcta.
Ante tales evidencias, Gómez devolvió el dinero a su propietario y el asunto quedó zanjado, marchándose Juan Pedro Gómez del lugar.
Posteriormente, el súbdito iraquí comunicó a los agentes policiales la recuperación del dinero y se retiró la denuncia que éste había efectuado.
