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Miércoles 27/11/2024
 

Jerez

El barrio de San Miguel también reclama inversiones públicas

Los vecinos comparten la necesidad de actuar en San Mateo, pero ya empiezan a echar en falta una mayor apuesta municipal por trasladar ese impulso a su barrio

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  • El firme de la Plazuela contrasta con el de la calle Empedrada. -

Primero llegaron las necesarias actuaciones en de la plaza Belén -corazón del centro histórico-, luego más tarde los proyectos de reurbanización del entorno de San Juan de los Caballeros o de Juana de Dios Lacoste y ahora se anuncian nuevas inversiones en la plaza del Mercado con cargo a los fondos Next Generation.

Esta pasada semana se ha colocado la primera piedra del Museo del Flamenco de Andalucía y en apenas unos meses deberá empezar a funcionar el dedicado a la menoria de Lola Flores.  

En el barrio de origen de La Faraona se valora el impulso que se está dando a la revitalización de las viejas collaciones de San Mateo, San Lucas y San Juan, pero al mismo tiempo se empieza a echar de menos que en algún momento se mire también a San Miguel, donde desde hace ya varios años no se acomete ninguna obra de mejora de las infraestructuras que resulte especialmente relevante.

Rafael García es el presidente de honor de la asociación de vecinos Cruz Vieja, del barrio de San Miguel.

Tiene claro que “siempre que se hagan cosas en Jerez, y más en zonas como el barrio de San Mateo, que está muy mal”, de algún modo hay que “felicitarse”, pero al mismo tiempo advierte de que esa apuesta no debe provocar “que se olviden a otros barrios, como el de San Miguel”, que además “está en el mismo centro de Jerez”.

Tanto es así que una de sus arterias -la calle Caballeros- es nexo de unión entre la plaza del Arenal y la propia Cruz Vieja, no conociéndose en ella ninguna actuación significativa en las últimas décadas.

“Es una vergüenza cómo está aquello”, subraya, refiriéndose a una calle donde al concepto de plataforma única ni siquiera se le espera.  

Pero algo parecido ocurre con otra de las vías principales del barrio, la calle Empedrada, donde a finales de los noventa se desarrolló un proyecto cuya ejecución resultó más que discutible y que sigue esperando soluciones definitivas.

Piedras sueltas, socavones y continuos trabajos de parcheo han venido siendo desde entonces el pan nuestro de cada día para uno de los rincones más sobresalientes del callejero de San Miguel.

“Aquí se hicieron una serie de obras, pero ya luego no se ha hecho nada y todo esto necesita de un mantenimiento. Habría que ver los desperfectos que hay y todo lo que hay que hacer, porque por esta zona pasa mucha gente de fuera que viene a hacerse una foto junto al monumento de Lola Flores”, explica Rafael García, que cada vez que puede envía fotografías a la delegación municipal correspondiente para que ponga remedio a los males del barrio.  

El caso es que, como bien recuerdan desde la asociación de vecinos, no hace demasiado tiempo se ejecutaron una serie de obras que introdujeron ya el concepto de plataforma única en la plaza de San Miguel y la Plazuela y calles como Santa Cecilia, Santa Clara, Barja o Molineros.

Fue al amparo del Fondo Estatal de Inversión Local (Plan E) y el Plan Memta, que se pusieron en marcha coincidiendo prácticamente con el inicio de la crisis económica y con el objetivo de contribuir a la recuperación del sector de la construcción.

Después de aquello apenas se han acometido trabajos de reasfaltado en varias calles gracias a programas de marea negra, que no parecen además los más indicados para un barrio de esta solera.  

Rafael García entiende que los fondos europeos de los que se están beneficiando muchas de las actuaciones promovidas por el Ayuntamiento en el centro histórico de la ciudad podrían servir también para completar un proyecto de reurbanización que quedó interrumpido y que ha provocado indudables contrastes en el plano urbanístico.

Así, la imagen de una Plazuela remozada y en plataforma única poco tiene que ver con el deteriorado pavimento de la calle Empedrada.

Algo parecido ocurre cuando se sale desde Santos o San Miguel hacia Caballeros o San Pablo, respectivamente.

El barrio de San Mateo está muy mal, pero aquí también hay que intervenir”, es la cantinela que repite Rafael García, consciente de que ha llegado la hora de empezar a reivindicar inversiones de calado que permitan completar los trabajos que se ejecutaron hace poco más de diez años y acaben con la imagen desconexa de un barrio donde unas calles están adaptadas a las necesidades del siglo XXI y otras parecen no haber pasado aún del XIX.  

El barrio también tiene su ‘Riquelme’

El Palacio de Riquelme es la representación máxima del estado de abandono que ha padecido secularmente el barrio de San Mateo.

En San Miguel ocurre algo parecido con Villapanés, si bien en este caso se logró recuperar una parte para albergar dependencias municipales.

Hace unos años se ejecutaron  trabajos de consolidación de las estructuras que aún se conservan de la zona del edificio que está cerrada. 

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