Los sucesivos gobiernos locales han abandonado lo que debiera ser nuestra joya de la corona, este casco antiguo que se nos está cayendo a pedazos
De vez en cuando es obligado acordarse del casco antiguo, sobre todo en ocasiones como las consecuencias de la lluvia y el viento de ayer, por fortuna sin daños personales, que nos han vuelto a situar en el reconocimiento de las centenares de viviendas en ruina y en el peligro que se cierne sobre tantas familias. Cada vez que llegan las lluvias esta zona se convierte en preocupación y esperemos que se quede en eso y no vivamos ninguna tragedia, aunque ya nos ha dado muchos y serios disgustos. El movimiento vecinal, en especial la asociación Arco del Consuelo-Casco Antiguo, tiene realizado un trabajo concienzudo del estado del casco antiguo y el Ayuntamiento lo conoce, pero faltan medios para hacer frente al ritmo de inversiones que representaría acabar con la dejadez a la que se ha sometido a un lugar tan emblemático. Ya hemos dicho en alguna ocasión que pasará a la historia el político o la administración que decidan dejarse la piel para salvar el casco antiguo. Se trata de un asunto muy socorrido, todo el mundo muestra interés en esta zona singular, esa que recibe a visitantes y que conserva monumentos de valor y el tesoro de la historia, pero lo que realmente hace falta es atención preferente, acuerdos plenarios y enormes inversiones para poner al día lo que debiera ser nuestra joya de la corona. Algo ha hecho el Urban y podrá seguir haciendo, pero los sucesivos gobiernos locales han abandonado a un casco antiguo que debería tener la dignidad que corresponde a su peso histórico y sentimental, aunque lo cierto ahora es que se nos cae a pedazos.